Las malas cosechas y la escasa rentabilidad de las producciones más importantes del campo de Castilla y León, son la causa de una caída en la compra de tractores del 32 por ciento en el periodo enero a junio de 2009 con respecto al mismo periodo del año anterior, al haberse matriculado 725 vehículos frente a los 1.072 del pasado año. Estos datos, que ASAJA considera como muy preocupantes, los ha hecho públicos recientemente el ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Los agricultores de Castilla León están limitando sus inversiones a lo estrictamente imprescindible, pues a la mala cosecha de cereales se suman los bajos precios en la venta del grano, precios ruinosos en la venta de leche de vaca, altos costes de los medios de producción (electricidad, gasóleo, fertilizantes) y dificultares de financiación por parte de las entidades de crédito. Incluso, según la información de que dispone ASAJA, sería el primer año en el que la Junta de Castilla y León no agota, por falta de peticiones, la partida presupuestaria destinada a las ayudas para la modernización de las explotaciones y la incorporación de jóvenes al campo.

Los datos de matriculaciones de tractores son diez puntos peores de la media nacional que tiene una caída del 22,53 por ciento. Respecto a las cosechadoras, se han matriculado en Castilla y León de enero a junio 100 unidades, un 15,25 por ciento menos que el mismo periodo del año anterior. Los datos del segundo semestre van a ser todavía peores.

ASAJA de Castilla y León exige cambios en la política agraria para que se ponga en valor el trabajo de los agricultores y ganaderos y se pueda vivir dignamente de esta profesión. La principal organización agraria de Castilla y León alerta de una huída masiva de agricultores y ganadero abandonando sus explotaciones si la situación no cambia para mejor en un corto espacio de tiempo y recuerda que detrás de los agricultores y ganaderos quebrarán muchas empresas de servicios con sus negocios vinculados al campo, lo que supondrá un mayor abandono y despoblación del ya castigado medio rural.