Científicos suizos han desarrollado un sistema que no solo permite la identificación del origen del aceite de oliva sino que además resulta imborrable, por lo que sería a prueba de posibles fraudes.

No se trata de una etiqueta como tal, sino de minúsculas cápsulas de silicona que contienen nanopartículas de ADN sintético y óxido de hierro. El ADN es el que proporciona el código de origen. La microcápsula de silicona protege al ADN de la luz, cambios de temperaturas y productos químicos. Esta microcápsulas se mezclan con el aceite sin alterar su sabor y sin verse en el fluido.

El oxido de hierro contenido en la cápsula permite magnetizar esta microetiqueta, y que se pueda extraer del aceite con un imán. El ADN se recupera con una solución de fluoro y se analiza por PCR.

El método no solo permite conocer el origen del aceite sino que además permite saber si el aceite ha sido adulterado. Si la concentración de nanopartículas no coincide con el valor original se debería a que al aceite se le ha adicionado otro aceite.

Se estima que el coste de estas etiquetas sería de 0,02 céntimos/litro.

La investigación ha sido llevada a cabo por la Escuela politécnica de Zurich.