Un estudio ha puesto de manifiesto que el cruce de plantas modificadas genéticamente (MG) con sus homologas silvestres puede hacer a éstas últimas sean más resistentes a las enfermedades. Los investigadores utilizaron calabacín MG (Cucurbita pepo) con un gen de resistencia al virus del mosaico amarillo y lo cruzaron con calabacines silvestres.
La segunda y tercera generación de los cruces se expuso al virus durante dos años y se compararon con plantas que no se habían expuesto al virus. Se comprobó que las plantas híbridas MG continuaban resistentes al virus durante más de dos generaciones.
También comprobaron que el virus afectaba negativamente a los calabacines silvestres y a los no MG, reduciendo la producción de semillas entre un 80 a un 100%. También comprobaron que en la tercera generación, la forma y estructura de la planta híbrida MG era indistinguible de la silvestre.
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