Un equipo científico internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona ha descubierto glicolaldehido -un monosacárido de estructura simple y relacionado con el origen de la vida- más allá del centro de la Vía Láctea, en una región de formación de estrellas a 26.000 años luz de la Tierra. El descubrimiento se ha publicado esta semana en la revista The Astrophysical Journal Letters.
“Este descubrimiento es un primer paso y abre las puertas a futuras detecciones de más moléculas que ayuden a entender el origen de la vida. Además, también tiene implicaciones para la química de las regiones de formación estelar, ya que permite delimitar el estado evolutivo de los objetos estelares en formación”, explica Maite Beltrán, principal autora del trabajo e investigadora del Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona, una unidad asociada al CSIC.
La búsqueda de moléculas prebióticas en regiones de formación estelar se encuentra todavía en una etapa muy temprana. De hecho, muchas de estas moléculas sólo se habían detectado hasta ahora en el centro de la galaxia. Por tanto, la detección de glicolaldehido en esta región galáctica supone un gran avance.
Un componente básico del ARN
El glicolaldehido, el más simple de todos los monosacáridos, es una molécula orgánica formada por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Puede combinarse con otras moléculas y formar azúcares más complejos, como por ejemplo la ribosa, componente básico del ARN (ácido ribonucleico), y está directamente vinculado al origen de la vida. Hasta ahora, sólo se había detectado glicolaldehido en áreas donde las condiciones de temperatura y densidad son muy extremas en comparación con otras regiones de la Vía Láctea, y por lo tanto poco representativas.
Ahora, por primera vez, esta molécula se ha detectado lejos del centro de la galaxia, en la región G31.41+0.31, cuyo núcleo es 300.000 veces más luminoso que el Sol y donde se están formando estrellas masivas (estrellas cuya masa es más de diez veces superior a la del Sol). Ésta es una de las pocas regiones con formación estelar masiva donde se han detectado estructuras en rotación y colapso, lo que podría indicar que estas estrellas se forman de manera similar a como lo hizo el Sol. La molécula fue detectada por el interferómetro IRAM Plateau de Bure, ubicado en los Alpes franceses. Para el equipo científico, el hallazgo ayudará a entender si la producción de esta molécula clave era un fenómeno habitual en la galaxia.
“El hecho de haberla detectado en una región de formación estelar, y además, muy cerca de la estrella central, nos permitirá estudiar con más detalle las condiciones físicas -por ejemplo, la densidad y la temperatura- de las zonas más internas de estas regiones”, explica Beltrán, responsable de preparar y calibrar las observaciones en esta investigación.
El estudio también cuenta con la participación de investigadores del Istituto di Radioastronomia en Florencia (Italia), el University College London (Reino Unido), el Instituto de Radioastronomie Millimétrique (Grenoble, Francia) y el Osservatorio Astrofisico di Arcetri (Italia).
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