Incrementar en los próximos años la superficie de tierras agrícolas gestionadas con técnicas de no laboreo puede ayudar en gran medida a retener el carbono en el suelo secuestrándolo de la atmósfera y a paliar el grave problema de erosión y de pérdida del suelo agrícola, según un artículo recientemente aparecido en la revista Science elaborado por la Universidad del estado de Ohio (EEUU).
El no laboreo es la técnica por la que se dejan en el suelo todos los residuos agrícolas, dejando que se descompongan, enriqueciendo el perfil en materia orgánica y consiguiéndose a la larga un suelo mejor estructurado, con mayor contenido en nutrientes y que retiene más el agua.
El laboreo tradicional, que voltea la tierra, acelera la mineralización de materia orgánica y el escape a la atmósfera de dióxido de carbono de efectos invernadero, además de requerir un mayor consumo de combustible en el propio laboreo.
Son precisamente las razones económicas, y sobre todo el elevado coste del combustible, lo que está provocando la expansión de este tipo de técnicas que están teniendo un gran éxito en Norteamérica y Sudamérica, pero cuya adopción está mucho más atrasada en Europa. Se estima que solamente un 3% de la superficie agraria del mundo se gestiona sin laboreo. En Estados Unidos este porcentaje es del 37%.
Se estima que desde la adopción de la mecanización en la agricultura hace relativamente pocos años se han liberado 78.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera en forma de CO2 debido al laboreo.
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