Continuamos la entrevista con Giuseppe Aloisio, director de ANICE, tras haber analizado en una primera parte la visión estratégica de la asociación. En esta ocasión, abordamos algunos de los debates más candentes del sector: el bienestar animal, la protección de las denominaciones cárnicas, el futuro del jamón y el impacto de la jornada laboral.
ANICE ha hecho propuestas sobre bienestar animal en transporte y enmiendas al Parlamento Europeo. ¿Cuáles son las principales garantías que defiende la asociación?
Hemos alertado sobre el impacto negativo de la propuesta europea actual, que carece de base científica suficiente y perjudicaría gravemente a la ganadería española, con pérdidas de hasta un 17% en el vacuno y un 7% en el porcino.
Bienestar sí, pero con sensatez, ciencia y visión de futuro.
Por eso, hemos presentado enmiendas junto a otras organizaciones, apostando por un equilibrio real: proteger el bienestar animal sin poner en riesgo el abastecimiento, la competitividad ni el empleo. La unidad del sector ha sido clave para trasladar a Bruselas un mensaje claro: bienestar sí, pero con sensatez, ciencia y visión de futuro.
El lanzamiento del International Ham Institute es uno de los grandes hitos recientes. ¿Qué objetivos concretos persigue este instituto y cómo mejora la posición del jamón español en el mundo?
Con esta iniciativa, el sector jamonero da un paso estratégico hacia el futuro, apostando por la excelencia, la internacionalización y la cohesión de todos los que comparten la pasión por el jamón.
Impulsado por ANICE y FECIC, Interham se presenta como un espacio abierto a la participación de todos los agentes implicados en la cadena de valor del jamón, y será la entidad encargada de organizar el Congreso Mundial del Jamón cada dos años.
El Congreso mundial se ha hecho valedor y también tenedor de todo el conocimiento que se ha generado alrededor del jamón en los últimos veinticinco años y lo que queremos es ponerlo en valor a través de una labor constante de divulgación de ese conocimiento que redunde en una mayor y mejor percepción de los consumidores hacia el producto.
La leche solo puede ser de vaca, pero las salchichas pueden ser de brócoli. ¿Qué se está haciendo desde ANICE para que las denominaciones cárnicas tradicionales solo se usen en productos cárnicos?
En un contexto de proliferación de productos plant-based que se han apropiado de denominaciones que no les pertenecen, se hace necesario preservar la claridad y el valor nutricional de nuestros alimentos tradicionales, y ello fue lo que, en 2024, nos llevó a unirnos a ANFACO-CECOPESCA, AVIANZA y CEDECARNE bajo la iniciativa “Cada Cosa por su nombre”. Una campaña que reclama la protección de las denominaciones de alimentos de origen animal, solicitando también el freno en nuestro país de la promoción de dietas “plant-based”, que no igualan los beneficios nutricionales de la dieta mediterránea. Esta última, avalada científicamente, incluye productos animales ricos en proteínas de alta calidad, Omega 3 y vitamina B12.
Por ello desde ANICE hemos acogido con optimismo y satisfacción la reciente iniciativa surgida en el Consejo Europeo que reclama a la Comisión Europea que legisle para blindar las denominaciones cárnicas. Una acción colectiva, apoyada por 18 Estados Miembros, entre ellos España, y que supone un avance hacia una legislación armonizada que refuerce la protección de las denominaciones alimentarias y evite interpretaciones ambiguas que puedan poner en riesgo la confianza del consumidor o perjudicar a sectores productivos clave como el cárnico.
Según un reciente estudio publicado por Sigma Dos, 7 de cada 10 españoles consideran que las denominaciones cárnicas utilizadas por los productos elaborados con vegetales pueden inducir a error.
Lo lógico es que, ante productos de muy distinta naturaleza, las denominaciones de venta diferencien claramente el producto. A nadie se le ocurriría llamar “carnahoria” o “zanacarne” a un producto que tenga la forma y el color de una zanahoria, pero que esté elaborado con carne.
Es fundamental por tanto que se preserve la claridad en la información alimentaria. Es imprescindible que se practique un juego limpio y unas reglas claras. Los consumidores deben saber exactamente qué están comprando y consumiendo. No es algo tan binario como consumir o no consumir carne, sino llamar a cada cosa por su nombre.
Jornada de 35 horas. ¿Qué impacto tendría en el sector cárnico esta medida?
En el último convenio colectivo ya publicado y que estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2025, ya se ha recogido una reducción de 12 horas la jornada laboral que pasa de 1760 a 1748. Una reducción acordada y pactada en el seno de la negociación colectiva que es el espacio dónde tratar este asunto.
Imponer por decreto una reducción de la jornada laboral no creemos que sea el mejor camino porque la casuística de cada sector es tan distinta que es inviable regular a todos los sectores con el mismo rasero.
Pero lo que más preocupa al sector, más que la reducción de jornada, es el preocupante fenómeno del absentismo, que de manera imparable está mermando la competitividad de nuestras empresas. Será seguramente un tema que abordaremos con los sindicatos en el próximo convenio.
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