El cultivo de cereales de invierno en Andalucía se desarrolla con normalidad y se encuentra en su correspondiente estado fenológico, tras las últimas lluvias, que llegaron en un momento crucial. En la actualidad se están haciendo las labores de abonado y de algún tratamiento por ataques fúngicos.
Hay que recordar que las siembras se hicieron de manera escalonada por la falta de agua. Hay quien sembró temprano en seco y quien esperó al oreo, por lo que el grado de desarrollo de las plantas no es homogéneo, señala José Vázquez, Técnico de Cultivos Herbáceos y de Olivar de ASAJA Sevilla en declaraciones a Agrodigital.com. Las próximas 2 o 3 semanas van a resultar cruciales para el desarrollo del cultivo, que ya empieza a verse necesitado de agua. Las temperaturas son suaves y como no llueve desde hace varias semanas, se están agotando las reservas del suelo. Si no hay precipitaciones de aquí a marzo, el cultivo puede verse comprometido y sufrir consecuencias irremediables, en cuanto a rendimiento, tamaño de la espiga y calidad del grano.

En relación con las superficies sembradas, este año se espera un cierto crecimiento en trigo duro, frente a las 173.700 ha sembradas el año anterior, avanza Vázquez. Este posible aumento vendría a compensar, al menos parcialmente, el descenso del año anterior. Estas menores siembras fueron debidas a los precios poco atractivos del trigo duro, que favorecieron unas mayores siembras de cereales pienso (cebada y triticale) y sobre todo, de trigo blando. Los diferenciales de precio del trigo duro frente a los cereales pienso se han reducido a una tercera parte de lo que solían ser, mientras los diferenciales de coste se siguen manteniendo, lo que hace que el agricultor haya tendido a hacia los cereales pienso que tienen más producción, menos costes y son más resistentes.
La superficie de trigo blando puede bajar ligeramente con respecto a la campaña anterior, que fue de 128.000 ha. La superficie de cebada y de triticale, con 136.000 ha y 58.000 ha, respectivamente en la campaña anterior, mantendrían la tendencia al alza que han venido siguiendo en los últimos años, por ser una opción atractiva en el ratio precio/coste y rendimiento.
Las leguminosas como el garbanzo, que anteriormente era un cultivo tradicional en Andalucía, va en retroceso año tras año, por falta de demanda.
En relación con las siembras de primavera, se espera que la superficie de girasol sea similar a la del año pasado (204.000 ha), si bien es probable que haya un descenso en las siembras de secano que se podría compensar con un aumento de las siembras en regadío. El motivo es que la restricción de agua en el regadío podría empujar al agricultor a sembrar más girasol en detrimento de algodón o maíz, que son cultivos más exigentes en agua, concluye Vázquez.
Los cultivos arbóreos (olivar y almendro) siguen creciendo en detrimento de los herbáceos.
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