Un informe irlandés ha analizado el endeudamiento de las explotaciones agrarias danesas, aportando una nueva visión del mismo. La gran mayoría de las explotaciones en Dinamarca están muy endeudadas y además, esta deuda se transmite de generación en generación debido al sistema de herencia danés.
La deuda de las explotaciones crece como una bola de nieve pero los bancos son reacios a reclamarla, debido a que les generaría grandes pérdidas de dinero y de clientes, ya que muchos productores irían a la quiebra y los bancos se cargarían con un enorme inmovilizado agrario que tendrían que vender muy por debajo de su valor contable. Por tanto, los bancos prefieren, en lugar de reclamar la deuda, volver a refinanciarla, cargando a los productores con nuevos créditos.
Al final, los agricultores se ven que tienen que hacer frente a un montón de créditos, que merman considerablemente sus ingresos, y con el agravante de que básicamente lo que pagan son intereses, mientras que el retorno del capital es muy bajo, por lo que el endeudamiento se prolonga durante años y años. Además, el agricultor está viendo como su patrimonio cada vez vale menos. En tal solo dos años, el precio de la tierra en Dinamarca se ha reducido en más de una tercera parte. Mientras que en 2014, el valor de la tierra en Dinamarca era de 36.000 €/ha actualmente, ha bajado a 10.000 €/ha, según recoge AHDB.
La conclusión del informe es que la gran mayoría de las granjas son técnicamente insolventes, porque los bancos daneses mantendrán apuntalar el sistema.





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