Madrid, 28 de junio de 2005.- La Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO) ha celebrado su Asamblea anual en Madrid. En la misma se pusieron de manifiesto las dificultades del mercado en los últimos meses y los retos de adaptarse a unas normas cada vez más exigentes.
El sector del huevo vive todavía la continuación de la crisis del año 2004. Los precios en el mercado europeo son los más bajos conocidos, y los ingresos no cubrieron los costes para quienes destinaron su producción a los canales de venta a granel (industria y exportación, fundamentalmente). Los precios (tomando como referencia los huevos a granel a la salida del centro de embalaje) han sufrido un descenso del 30% en 2004 respecto del 2003, lo que implica para muchos avicultores vender por debajo de costes.
La recuperación de unas condiciones de mercado que hagan viable la producción de huevos solo se ve posible si disminuyen los parques de ponedoras en la Unión Europea. España es uno de los países que más ha crecido en producción en los últimos años, y esa expansión es costosa de asumir si se tiene en cuenta que otros países comunitarios no han disminuido tampoco su capacidad de producción y que el consumo de huevo permanece estable en la UE.
Las previsiones del Ministerio de Agricultura indican que en el año 2004 hubo un descenso del 5% en las reposiciones de pollitas para puesta, lo que hace prever que la producción se reduzca de forma paralela en los próximos meses. España tiene una cabaña estimada de unos cincuenta millones de ponedoras, y su producción ascendió el año pasado a los 1.100 millones de docenas, ocupando el tercer puesto en volumen de producción en la UE, tras Francia y Alemania con el 13% del total comunitario.
Los productores españoles, que hasta 1995 pensaban en el mercado exterior como algo coyuntural, ahora exportan entre el 15 y el 20% de la producción anual (unas 94.963 toneladas de huevos y 15.211 de ovoproductos en 2004), en su mayor parte a países de la UE. Esta situación afianza a nuestro país como uno de los principales operadores del sector en el mercado europeo.
Las estimaciones de la Comisión sobre la producción comunitaria de huevos en 2005 presentan una situación de estabilidad respecto del año anterior, y un nivel de autoabastecimiento del 103%, por lo que la UE sigue necesitando exportar para mantener un mercado interior saludable. El consumo se mantiene también estable, aunque en el medio plazo los países de la ampliación aumentarán su consumo per capita por efecto de la mejora prevista del nivel económico de la población.
El consumo de huevos frescos se mantiene en España prácticamente constante, y se observa una tendencia a la disminución del consumo en hogares, mientras aumenta en hostelería, restauración e instituciones, lo que parece reflejar el cambio en los hábitos alimentarios de los españoles, que cada vez comen con más frecuencia fuera del hogar.
La normativa que afecta al sector se encuentra en pleno proceso de cambio. La Orden PRE 1377/2005 de nuestro gobierno sobre medidas de vigilancia y control para la prevención de las salmonelas zoonóticas en las granjas de ponedoras, en vigor desde el pasado mes de mayo, implanta el autocontrol continuado en las granjas de ponedoras para detectar la presencia de salmonelas, y establece la obligación de aplicar un código de buenas prácticas. Esta Orden anticipa la aplicación de los reglamentos de higiene de la UE y es un paso previo al futuro Programa Nacional de control de salmonelas en granjas de ponedoras.
El sector del huevo agrupado en INPROVO ha aprobado por unanimidad la presentación ante el Ministerio de Agricultura de una solicitud de extensión de norma que establezca la vacunación obligatoria contra salmonela para las manadas que se incorporen a las granjas de puesta. Ello permitirá ofrecer al consumidor más garantías de seguridad alimentaria para el huevo y reducir la incidencia de esta zoonosis.
Por otro lado, este año se produce la revisión de la Directiva de bienestar de las ponedoras (74/99) que condiciona la competitividad de las explotaciones comunitarias. La propuesta de la Comisión se producirá previsiblemente a final de año, tras analizar dos recientes informes: el socioeconómico sobre costes y competitividad respecto de países terceros, y el de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea sobre los distintos sistemas de producción y sus implicaciones en el bienestar y la sanidad. También tendrán en consideración los avances en el marco de las negociaciones internacionales para un reconocimiento de las normas mínimas de bienestar animal en el comercio internacional.
En 2005 es ya obligatorio aplicar la trazabilidad en todos los eslabones de la cadena alimentaria. El marcado obligatorio de un código en la cáscara que permite identificar la granja de origen y las orientaciones de la guía de aplicación de la trazabilidad elaborada por INPROVO y la AESA han facilitado esta tarea a las empresas del sector.
INPROVO la componen las asociaciones ASAJA (Asociación Agraria Jóvenes Agricultores), UPA (Unión de Pequeños Agricultores), CCAE (Confederación de Cooperativas Agrarias de España), ASEPRHU (Asociación Española de Productores de Huevos), CEAS (Criadores Españoles de Aves Selectas) e INOVO (Asociación Española de Industrias de Ovoproductos). Esta última se ha incorporado en la Asamblea como miembro de INPROVO en su rama de comercialización.
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