Hoy visita Palencia la ministra de Agricultura, Elena Espinosa y deseo que, como es lógico tratándose de una ministra de España, sea bienvenida a nuestra tierra.
Lo que no tengo nada claro es a lo que viene, porque parece ser que su actividad principal será la inauguración en Aguilar de Campoo del Museo del Románico Palentino, que, aún siendo de interés de todos, poco tiene que ver con la agricultura comarcal, regional o provincial, como no sea la muy escasa aportación que el Ministerio hace a los Programa de Desarrollo Rural aprobados en la pasada legislatura y financiados básicamente por la Unión Europea, aunque complementados, eso sí, con Fondos Nacionales en los que participan el Estado y la Junta a partes iguales y las Administraciones Locales. Programas que siendo fundamentales para el desarrollo rural, tienen a día de hoy un futuro incierto para en nuevo periodo 2007-2013.
Parece ser que para darle algún contenido con materias de su departamento, rellenará el viaje con la visita a las dos grandes fábricas galleteras de Aguilar, la del Grupo Siro y la del Grupo Gullón, de las que todos los palentinos nos sentimos orgullosos. Fábricas en las que, por lo que sabemos, poco ha puesto el Ministerio, ya que tanto en lo que se refiere a las ayudas para la Inversión, como en el empuje y la voluntad política para su permanencia en Aguilar, los que han tirado del carro han sido la Junta y los empresarios, contando por supuesto con la colaboración de las fuerzas sociales.
Recorrerá pues, la ministra, el norte palentino, sin muchos problemas y poniéndose unas plumas que no se ha ganado, en justo paralelismo con aquella visita que hizo el hoy presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, cuando en pleno conflicto de Fontaneda apareció por Aguilar a ofrecer su mediación con una multinacional a la que ni siquiera conocía. Ofrecimiento que se quedó como era de suponer, en nada.
Pero sea bienvenida la ministra, porque si bien no sabemos a lo que viene, sí sabemos a lo que no viene, y la lista es larga .
En efecto no vino a contarnos a los agricultores lo bien que ha salido la Reforma del Azúcar, según ella. Hizo bien, porque no sé lo que hubiera pasado si nos cuenta esa milonga, sabiendo como sabe todo el sector productor y el fabril que habrá que dejar de producir la mitad del azúcar español y además perdiendo mucho dinero respecto a la situación anterior aún en las zonas más eficientes.
Tampoco ha venido para hablarnos de la problemática de la leche de vaca. Podía acercarse un rato a Saldaña a contarles a los ganaderos de la Vega si va a devolver a Castilla y León la cuota que el año pasado nos birló para dársela a Galicia, o al menos, a prometerles que va a hacer las gestiones adecuadas para mejorar el precio de la leche, que menudo viaje lleva. O si por fin va a quedar abierta la posibilidad de adquirir cuota a los particulares.
No se la ha visto por aquí tampoco, ni se le ha oído, para tratar de dar solución a los problemas del mercado nacional de la leche de ovino que ha tenido los precios más bajos desde hace cuatro años. Se ve que esos temas no están a su altura, y forman parte del “paquete” que se deriva a las consejerías bajo el pretexto de las competencias.
Otro tanto podría decirse de su interés por los precios de la patata el año pasado, por resolver de verdad los problemas del gasóleo y los fertilizantes, o por cualquiera de los temas pendientes del regadío palentino, ya sean los que afectan a la seguridad de abastecimiento de los regantes del Carrión o a la autorización definitiva de las presas del Valdavia.
Tampoco viene por aquí, ahora que está trabajando en la Ley de desarrollo rural para decirnos qué fondos nacionales se van a poner a disposición del mundo rural con ese fin, ni querrá hablar de la aplicación del Artículo 69, ni de la modulación de las ayudas de la PAC, ni de la necesidad de desacoplar totalmente las ayudas de la producción en los sectores en los que por la tozudez del ministerio aún no se ha hecho, ni de muchas otras cosas.
Comprendemos que la ministra tiene otras altas ocupaciones. Entre las negociaciones del vino en Bruselas y las rondas de la Organización Mundial de Comercio en Ginebra y en Hong Kong, apenas debe tener tiempo para otra cosa. Así que encantados estamos con la visita de la ministra, aunque venga de turismo.
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