Al inicio de la incubación, el embrión produce poco calor y el huevo debe ser calentado. Esto significa que la temperatura del aire debe ser más alta que la temperatura del huevo. A medida que el embrión crece, la producción de calor metabólico aumenta y para prevenir un sobrecalentamiento, el aire que rodea al huevo debe ser más frío para bajar la temperatura del huevo.
La Dra. Marleen Boerjan, embriologista de la empresa Pas Reform, aconseja que para un desarrollo óptimo en la incubadora, la temperatura de la cáscara debería estar entre 37,6-37,9 ºC durante los dos primeros tercios de la incubación y entre 38,1- 38,8 ºC durante los último días.
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