Científicos de la Universidad de Maryland (EEUU) han desarrollado un nuevo sistema que reduce los malos olores de las explotaciones avícolas. Se basa en un nuevo sistema de suelo y de ventilación.
En las explotaciones avícolas, los broilers suelen tener una cama de virutas de madera, cáscara de cacahuetes (en el caso de EEUU), etc. Las deyecciones de las aves caen sobre esta cama, que les proporciona humedad, con lo que el nitrógeno de las deyecciones se transforma en amoniaco. Este gas produce mal olor y además, puede provocar problemas sanitarios en las aves.
Otro de los problemas que generan las camas, es que una vez que la crianza del broiler finaliza es necesario retirarla y sustituirla por otra nueva, lo que supone un elevado coste. Además, esta cama es un buen medio de proliferación de bacterias patógenas, como la salmonella.
El nuevo sistema desarrollado por los investigadores resuelve ambos problemas. Se trata de una malla de plástico que se extiende sobre unos conos plásticos, creando un espacio de unos 10 cm donde se puede acumular la deyección. Como no existe cama que proporcione humedad, y además, como se hace circular aire sobre las deyecciones, éstas se secan. En consecuencia, el nitrógeno no se convierte en amoniaco y no se produce mal olor.
Cuando acaba la crianza, una vez que se han sacado los pollos, solo hay que rascar las deyecciones secas. Como no se ha usado cama, el volumen de deyecciones es un 20% de lo que sería si ésta se hubiera usado. De esta forma se consigue un ahorro considerable de tiempo y dinero. Los científicos van a aprobar durante dos años este nuevo suelo antes de lanzarlo comercialmente.
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