En la producción de huevos, los puntos críticos de rotura son la puesta y el embalaje. Además, la dureza de la cáscara depende de los sistemas de alojamiento. Estos son los principales resultados de un estudio llevado a cabo por Mertens y otros colaboradores, y publicado en la edición de septiembre de Poultry Science.
En el estudio se analizaron cuatro sistemas de alojamientos: jaulas convencionales, jaulas enriquecidas, aviario y cría en el aire libre. Se estudiaron aves Bovans Goldline en su semana 45.
Se tomaron al azar 1.500 huevos, que fueron analizados para conocer la dureza de su cáscara. En los puntos críticos de las cadenas logísitcas, los huevos se examinaron por rotura. Las jaulas convencionales y las enriquecidas mostraron el porcentaje más alto de rotura, con un 6,73 y un 10,72%, respectivamente, mientras que los otros sistemas mostraron unos porcentajes mucho menores: 1,94% en aviarios y 1,99% en cría al aire libre. Además, en la cadena logística, la clasificación y el empaquetado de los huevos fueron el segundo lugar de mayor porcentaje de rotura (de 1,50 a 2,65%). Las roturas durante el transporte oscilaron entre 0,16 a 2,65%.
También se constató una diferencia significativa en la dureza de la cáscara según los diferentes sistemas de alojamiento. La cáscara de los huevos de aviario era mucho más dura que la de gallinas alojadas en jaulas (tanto convencionales como enriquecidas). Los huevos de gallinas criadas al aire libre resultaron los más débiles. También se encontró una significativa correlación entre la dureza de la cáscara de los huevos y la probabilidad de rotura en la cadena de producción.
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