Los métodos utilizados en la muda de las ponedoras no influyen en la producción de huevos en las fases iniciales y medias tras la muda, aunque si influyen en la producción, en las últimas fases. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio realizado por el Departamento de Ciencias Avícolas de la Universidad de Auburn y cuyos resultados se han publicado en el último número de la Poultry Science.
Se llevaron a cabo dos experimentos en los que se aplicaron 4 dietas con diferentes niveles de energía, 2 diferentes métodos de muda (retirada del alimento o dieta sin sal) y dos estirpes de gallinas (Bovans White, n= 576 y Dekalb White n= 576). El experimento 1 duró de las 86 a las 96 semanas de edad y el experimento 2, de las 100 a las 110 semanas de edad.
Las gallinas Bovans White tuvieron una producción de huevos significativamente mayor que las Dekalb White, aunque menores peso de huevo, porcentaje de cáscara y densidad específica.
En relación con la conversión del alimento, la dieta con una energía de 2.846 Kcal energía metabolizable/kg resultó ser la más óptima durante el ciclo segundo de la fase 2. Para el segundo ciclo de la fase 3, la dieta óptima sería la que tuviera menos de 2.936 kcal de EM/kg.
No hay una energía ideal para una dieta que obtenga óptimos beneficios en la producción de huevos tras la muda. Los métodos de muda no tuvieron efecto ni en la producción de huevos ni en la masa ni en la densidad específica del huevo. A las gallinas a las que se les indujo la muda retirándoles el alimento, tuvieron una producción más elevada y más masa de huevo durante la última fase del período post-muda que a las que se les indujo por medio de no añadir sal a la dieta.
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