Almería, 08 de noviembre de 2007. Si nos remontamos años atrás, podremos observar cómo el agua ha sido el elemento más valorado por los seres humanos, llegando hasta el punto de ser origen de conflictos y luchas entre pueblos en el afán de controlarla y poder hacer uso de ella.
El agua es un bien indispensable, fuente creadora de vida, que está en el origen de las sociedades modernas cuyos primeros pobladores se aglutinaban en torno a ríos para poder sobrevivir, y es en este momento cuando aparecen los primeros agricultores y ganaderos. Con el paso de los años, este líquido elemento ha ido adquiriendo mayor valor, sobre todo debido a su escasez llegando incluso a convertirse en moneda de cambio para satisfacer intereses de diversa índole, ése el papel que parece tener el agua en pleno siglo XXI.
Y precisamente en este contexto, no nos puede causar sorpresa que en una provincia como Almería, en la que escasea este elemento desde hace años, se estén generando “pequeñas guerras” por capitalizar y gestionar los recursos con los que cuenta la provincia.
En este entorno árido y seco, se está trabajando para mejorar y aprovechar los recursos hídricos que necesita la provincia. Ejemplos varios podemos encontrar: desalinizadoras, proyectos de conducción del agua, mejora de regadíos etc.
Es fundamental poder aprovechar al máximo el agua de la que disponemos, y en este punto los agricultores tenemos un gran papel que jugar. No cabe duda de que necesitamos regar nuestros cultivos y que tenemos que garantizar la disponibilidad de agua para el futuro. Éste es el origen de discusiones y polémicas que están apareciendo en los últimos meses pero que afortunadamente no es extensivo a todo el sector; por ejemplo, en el Levante y Valle del Almanzora sí tienen claro que la disponibilidad de agua es una necesidad de todos y que todos deben contribuir a ella. Puede ser que en estas zonas, la falta de agua haya agudizado el ingenio de muchos o puede que la presencia de un líder haya hecho que las cosas sean más fáciles.
En cambio, en otros lugares como el Poniente, la comarca de Níjar o la propia capital se han creado pequeños reinos de taifas, cada uno con su rey, encargado de ejercer poder sin tener en cuenta al conjunto. Esto ha provocado que en muchas ocasiones el pueblo (los regantes) se haya rebelado, puesto que el agua es de todos, y busque una república sin “reyezuelos” en la que se tengan en cuenta sus opiniones para poder llevar a cabo los proyectos necesarios para gestionar el agua al menor coste.
“Si el agua es de todos deben tenerse en cuenta todas las opiniones”
Como agricultores necesitamos el agua y tenemos que cuidar de ella, por eso no se entienden que estos “reyezuelos” utilicen el agua para controlar al pueblo (los regantes) con intereses en muchos casos lejanos a los del resto de la sociedad y es por ello por lo que desde mi opinión debe llegar la democracia al uso del agua y que ésta no esté en manos de unos pocos.
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