En 2005, la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos (EFSA) recibió unos 500 dossiers sobre los nutrientes que actualmente se adicionan a los alimentos o a los suplementos alimentarios en el mercado de la UE. De acuerdo con la legislación comunitaria, la EFSA tiene que emitir una opinión científica sobre la seguridad de tales nutrientes, para que se puedan seguir usando. Se ha establecido que todos los productos, cuyos dossiers se hubieran presentado antes del 12 de julio de 2005, podrán seguir usándose hasta el 31 de diciembre de 2009 o hasta que el informe de la EFSA sea completado.
El mecanismo era que las empresas o comerciantes de suplementos alimentarios presentaban el dossier ante el estado miembro, el cual lo hacía llegar a la EFSA. De los 500 dossiers presentados, unos 200, contenían adecuada información para que la EFSA realizara su evaluación.
Por el contrario, 300 dossiers eran básicamente una sola hoja, en muchos casos solo con el nombre de la sustancia y una nota de la empresa diciendo que la sustancia se llevaba utilizando desde hacía años y que no se habían detectado efectos negativos aparentes. Curiosamente, todos estos dossiers con información tan limitada, han sido presentados ante la Agencia británica de Seguridad de los Alimentos (FSA). Dicha Agencia ya informó en 2005 a todas las compañías que era preciso un dossier completo, pero hasta el momento solo se ha recibido una información adicional muy escasa.
En consecuencia, la EFSA ha decidido que si no se presenta información adicional a 31 de diciembre de 2007, adoptará opiniones indicando que no se puede establecer la seguridad de la sustancia debido a la falta de datos.
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