El aumento de la demanda internacional de materias primas agrícolas para alimentación y biocarburantes, así como el alza de precios que ha conllevado podría reducir la seguridad alimentaria para muchos en desarrollo, según un interesante artículo del último número de la revista “Amber Waves” del Servicio de Investigación Económica (ERS) del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) en el que se analiza esta cuestión.
Según datos de la FAO, el alza de los precios internacionales de los alimentos hizo aumentar la factura importadora de los países más pobres en un 10% en 2006 y un 25% en 2007. En 2006, el ERS preveía un aumento de la disponibilidad global de alimentos y un reducción de la población con problemas de seguridad alimentaria, debido particularmente a las mejora en Asia. Sin embargo, con el repunte de los precios de los alimentos las perspectivas ya no son tan positivas, especialmente para los países más pobres.
Algunos de estos países han podido compensar este efecto parcialmente en estos años por una mayor producción agrícola local, un mayor precio de las materias primas que poseen, como cobre o aluminio, o con el dinero que mandan los emigrantes, que en algunos países supone un porcentaje elevado de la renta total.
Los países mas sensibles al alza de precios de los alimentos son del mundo son Eritrea, Liberia, Haiti, Georgia, Burundi y Zimbabwe, con una dependencia de las importaciones de cereales de más de un 40%. En los 50 países menos desarrollados (PMA) según la definición de Naciones Unidas, las importaciones de cereales representan un 130% respecto a su producción local y las de aceites vegetales un 80%.
El alza de los precios de los alimentos también implica un mayor coste para las operaciones de ayuda alimentaria si esta es necesaria, que en muchos casos ya no es suficiente para compensar la menor producción en caso de crisis alimentarias. La ayuda alimentaria ha permanecido estable en los últimos 20 años y su importancia relativa se ha venido reduciendo. Sin embargo, algunos países como Etiopia, Sierra Leona, Malawi y Níger son tan pobres que nunca importan ni siquiera en los años de precios más bajos. Según el ERS se requeriría aumentar un 35% los presupuestos de la ayuda alimentaria para mantener su volumen actual en la próxima década.
El informe señala las múltiples incertidumbres existentes a medio plazo, en particular la desarrollo y adopción de nuevas tecnologías de producción agrícolas y de producción de biocarburantes.
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