Según un reciente estudio realizado en EEUU y Reino Unido, un consumo moderado de bebidas alcohólicas, en particular cerveza y vino, tendría un efecto positivo sobre la densidad mineral ósea, contribuyendo a mejorar la salud de los huesos en los hombres y a paliar los efectos de la osteoporosis en las mujeres tras la menopausia.
El efecto positivo se ha observado con un consumo equivalente a 1-2 vasos de vino o cerveza diarios, advirtiendo los autores que un consumo superior podría tener efectos perjudiciales sobre la salud, incrementando el riesgo de fracturas y de osteoporosis.
El estudio sugiere algunos mecanismos que explicarían este efecto protector, como la presencia de silicio en el caso de la cerveza que fomenta la formación de tejido óseo, o la del estrogénico resveratol en el vino.
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