La Agencia británica de Seguridad de los Alimentos (FSA) ha realizado un estudio sobre las sustancias que se aplican en la carne de pollo para retener el agua. La adición de agua a la carne de pollo es una práctica permitida, pero cuando ésta excede de un 5%, tiene que declararse en el etiquetado. Además, las industrias suelen utilizar sustancias inyectables como sal, fosfatos e hidrolizado de proteínas animales, como agentes retenedores. El uso de dichas sustancias está permitido siempre que se especifique claramente en el etiquetado.
En el estudio se tomaron 5 muestras de agentes retenedores procedentes de 3 industrias diferentes, los cuales los utilizaban para preparar carne de pechuga de pollo congelada. Las industrias afirmaban que los agentes retenedores solo contenían proteína de pollo y por tanto no mencionaban otra cosa en el etiquetado.
La investigación puso de manifiesto que algunas muestras contenían proteínas de cerdo y de vacuno. Adicionar este tipo de proteínas no es ilegal, siempre que se indique en el etiquetado. Las deficiencias encontradas por la FSA radican en que las industrias venden, según su etiquetado, carne de pollo y solo carne de pollo, cuando en verdad tienen inyectadas proteínas de cerdo y/o vacuno.
Este tema es muy candente en el Reino Unido, donde hay una importante presencia de las comunidades musulmanas e indias, que denuncian que cuando comen pollo pueden estar comiendo también otro tipo de carne, como cerdo o vacuno, que según los casos puede estar prohibido por su religión.
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