Con el deseo de poder sacarle una buena indemnización a Campbell Soup Co., la famosa industria elaboradora de sopas de EEUU, William Cunningham no dudó en ir envenenando progresivamente a sus hijos hasta llegar a matarlos.
Cunningahm presentó varias reclamaciones antes el organismo de inspección de los alimentos del Departamento de Agricultura de EEUU (FSIS), alegando que una cierta marca de sopas estaba enfermando a sus hijos. El FSIS inició una investigación detectando que había irregularidades y sospechando que era el denunciante el que estaba alterando el producto para hacer que sus hijos enfermaran. Estos finalmente murieron por la adulteración en 2006, fecha en la que se produjeron los hechos.
Cunningahm ha sido condenado a 100 años de prisión por el asesinato de sus hijos y a 5 años más por realizar falsas acusaciones sobre la seguridad de un alimento y adulterarlo a propósito.
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