Una de las novedades que incluye el Anteproyecto de Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que actualmente se está tramitando, es que no se permitiría la venta de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares en los centros escolares, ya sea mediante máquinas expendedoras o en cantinas, bares o locales similares situados en el interior de los centros escolares. Además, los padres tendrían que estar informados del menú (supervisado por un profesional con titulación universitaria), así como de las calorías y nutrientes principales de las comidas y bebidas de sus hijos en los colegios.
El anteproyecto busca dar cabida a la Estrategia NAOS, la cual se puso en marcha en febrero de 2005, y tiene el objetivo de promocionar una alimentación saludable, promover la práctica habitual de actividad física e invertir la tendencia ascendente de la obesidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de ácidos grasos trans (AGT) se asocia, incluso a niveles bajos, con un incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Recomienda un consumo de AGT inferior al 1% de la energía total consumida. La EFSA recomienda que su consumo sea el más bajo posible
En la Unión Europea, Dinamarca, en 2003, y Austria, en agosto de 2009, han regulado un contenido máximo del 2% de AGT en los alimentos.
En Estados Unidos, Nueva York, en 2005, exigió a los restaurantes que eliminasen los AGT de la comida. California fue el primer estado en prohibir la presencia de AGT en los alimentos y restaurantes (2008). Canadá está preparando una legislación que limite el contenido en AGT.
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