Un estudio realizado en el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) muestra que, frente al sistema tradicional de arrancado y establecimiento de una nueva plantación, el injertado de las cepas de arándano minimiza la demora en la producción y reduce los costes de la operación de cambio de variedad.
Según los autores del estudio Juan Carlos García, Guillermo García y Marta Ciordia, “la demora en la producción es mínima pues sólo se pierde la producción del año en el que se realiza el injerto y al año siguiente la cosecha de las plantas injertadas se aproxima a la plena producción”.
En cuanto a la reducción de los costes de la operación de sustitución o cambio de cultivar, los técnicos señalan que: “el coste por planta injertada (tres euros) es ligeramente inferior al que supondría solamente la adquisición de las planta para una nueva instalación, donde, además, habría que añadir otros gastos como el arranque, el laboreo, el acolchado, la plantación, etc”.
A la vista de estos resultados los autores afirman que: “tanto agronómica como económicamente, la técnica del injerto es aconsejable para cambiar de variedad en plantación adulta de arándanos”.
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