Dos importantes empresas francesas se encuentran enfrentadas por desacuerdos comerciales. Todavía no se saben las repercusiones de este enfrentamiento. Por un lado está Leclerc, una de las cadenas de distribución alimentaria más importantes de Francia. Por otro, una de las principales industrias lácteas galas, Lactalis.

El motivo del enfrentamiento es el desacuerdo en los precios. Lactalis quiere vender más caros sus productos lácteos y Leclerc se niega a aceptar estos precios. Este último considera que la subida propuesta es injustificada ya que Lactalis le quiere repercutir un incremento superior al que la industria ha tenido que soportar por el aumento de precio de las materias primas.

El resultado ha sido, que de momento, se han roto las negociaciones y ante la falta de acuerdo, Lactalis ha decidido no vender a Leclerc. Por tanto, a partir de ahora, en los lineales de los supermercados Leclerc, no se podrán encontrar productos de las marcas, como Président, Lactel, La Lechera, Roquefort Société o Galbani, propiedad de Lactalis (que en España posees marcas como Lauki). Las industrias competidoras de Lactalis están aprovechando esta situación para llenar el hueco que deja Lactalis con sus propios productos.

Este enfrentamiento es una lucha de fuerzas entre los dos gigantes franceses. La cuestión es ¿dejará el consumidor francés de ir al supermercado Leclerc si no encuentra el queso President o los yogures de La Lechera ? o por el contrario ¿seguirá el consumidor yendo a Leclerc y se conformará con comprar yogures de la competencia?.

Este panorama de incertidumbre ha llenado de inquietud a los trabajadores de Lactalis que ven que la pérdida de un cliente de la importancia de Leclerc puede afectar a los niveles de venta de la industria, y por tanto, a la continuidad de sus empleos. El sindicato de trabajadores FGA-CFDT es de la opinión que las negociaciones comerciales entre proveedores y distribuidores son una oportunidad de los supermercados para renegociar sus márgenes, si bien en este caso no sabe sin considerar a Leclerc demasiado codicioso o a Lactalis no lo suficientemente generoso. No obstante, lo que el sindicato si deplora es la falta de comunicación que ha habido entre la empresa y sus trabajadores.