El sector avícola genera millones de kilos de plumas. Solo en EEUU se producen 1.500 millones de kilos de plumas todos los años, a los que se saca poca rentabilidad. Sin embargo, científicos de la Universidad de Nebraska-Lincoln (EEUU) ha desarrollado un proceso que permitirá darle a las plumas una finalidad mucho más valiosa, destinándolas a la producción de bioplásticos.

Los científicos han sido capaces de desarrollar termoplásticos a partir de plumas, que son estables en agua y que mantienen sus propiedades mecánicas. Las plumas están hechas mayoritariamente de una proteína, llamada queratina, que es la que se encuentra también en el pelo, las uñas, pezuñas etc. Esta proteína es la responsable de dar resistencia y fuerza a los plásticos elaborados.

Los termoplásticos son un de los dos mayores grupos de plásticos que se elaboran. Incluyen el nylon, polietileno, cloruro de polivinilo, poliestireno entre otros. Son usados en una gran cantidad de productos desde botellas de refrescos a cepillos de dientes. Como indica su nombre, los termoplásticos precisan de calor (o de químicos) para endurecerse desde su forma líquida inicial hasta su forma definitiva. Tienen la ventaja que pueden volver a fundirse y remodelarse de nuevo.

Este tipo de plástico se ha venido obteniendo hasta ahora a partir del petróleo, por lo a que abrir la posibilidad de obtenerlo de a partir de plumas tiene muchas ventajas: usar una fuente renovable de materia prima, reducir la dependencia en el crudo, revalorizar un subproducto ganadero, y obtener un producto final biodegradable que es más respetuoso con el medio ambiente.

El resultado de esta investigación se ha presentado en 241st National Meeting & Exposition of the American Chemical Society