Trece días después de que los laboratorios españoles demostrasen que los pepinos no tenían nada que ver con la crisis alimentaria provocada por la expansión de una cepa letal de la bacteria E.Coli, el Sistema Rápido de Alertas para Alimentos y Piensos (RASFF) mantenía aún a día de ayer la alarma contra la hortaliza de nuestro país. Pese a haberse aclarado el foco de la epidemia y a lo manifestado públicamente por el propio vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba así como en sucesivas notas de prensa emitidas los días 1 y 2 de junio por el Ministerio de Medio Rural, la web de la Comisión Europea (CE) responsable de transmitir al mundo entero la situación de la crisis seguía acusando ayer a los productos españoles de haberla desencadenado. Situación que contrasta con la alerta emitida en la misma fecha (27 de mayo) por el RASFF para los pepinos de Holanda y Dinamarca que, pese a que no mereció tanta publicidad por parte de lo medios de comunicación germanos, sí fue borrada de esta web menos de 24 horas después de que los análisis demostrasen su inocencia (el 1 de junio).
“Resulta inconcebible que mientras se negocian las compensaciones a los agricultores por el tremendo error cometido, Bruselas agrave aún más la situación manteniendo formalmente una alarma que desde hace casi dos semanas no tiene ninguna base científica”, advierte el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), Cristóbal Aguado, quien lamenta la “pasividad” demostrada en todo este asunto por el Gobierno español.
La noticia confirma la valoración que AVA-ASAJA ya realizó el pasado viernes cuando, tras conocer que se descartaba la denuncia contra el Estado alemán, acusó al Ejecutivo central de haber “abandonado al campo”. Es por ello que la organización agraria exige además una investigación pública sobre las gestiones realizadas por la Administración española en los días posteriores al estallido del conflicto. En concreto, reclama que se aclare porqué se tardó más de seis días (del 26 de mayo al 1-2 de junio) en concluir las pruebas que acreditaban que los pepinos españoles no eran portadores de la bacteria o porqué las autoridades de Hamburgo (el día 26) sólo señalaron los resultados falsamente positivos de E.coli de los pepinos españoles sin mentar los de Holanda o Dinamarca, que según sus erróneos análisis también portaban el mismo patógeno. “Los mercados hortofruticolas se han hundido y cuando se realiza algún envío ni siquiera se cubre los costes, ¿por qué permite la ministra que dos semanas después de aclararse el caso se siga cuestionando la profesionalidad de nuestro campo?”, se pregunta Aguado.




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