A partir del próximo 1 de enero, entrarán en vigor las nuevas normas comunitarias para mejorar las condiciones de los animales durante el sacrificio (Reglamento 1099/2009). Uno de los mayores productores europeos de equipos para el procesado Marel Stork Poultry Processing ha puesto de manifiesto que las condiciones de aturdimiento impuestas a los pollos en la nueva normativa podría provocar problemas en la calidad de la carne.
En las nuevas normas, el nivel de aturdimiento impuesto a los pollos es de 150 miliamperios a una frecuencia de 200 a 400 Hz. Este nivel es superior al que se usa en algunos países del sur de la UE. A mayor aturdimiento, mayor intensidad de corriente y en consecuencia más riesgo de manchas de sangre en la carne, con lo que ésta perdería calidad y se devaluaría.
El sector avícola no es el único que puede verse perjudicado con las nuevas normas. El sector español del ovino ha reiterado en múltiples ocasiones y en múltiples foros que la nueva normativa comunitaria para la protección de los animales durante el sacrificio podría generar problemas en el sacrificio de los corderos y cabritos. En España, estos animales se sacrifican con poco peso, mayoritariamente por debajo de los 25 kg. Las nuevas normas establecen una intensidad mínima para el aturdimiento de 1 amperio. Al aplicar esta carga eléctrica a un animal de poco peso, en lugar de aturdirlo, que sería el objetivo de la misma, se podría llegar a electrocutarlo. En consecuencia, esta práctica no solo generaría sufrimiento al animal, sino que también produciría pérdidas económicas por daños a la canal y a la piel del animal, que perderían valor.
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