La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia que la delincuencia organizada continúa causando estragos en el sector agrario sin que los planes últimos anunciados por el Gobierno para combatirla estén teniendo por el momento ningún efecto disuasorio. El último caso destacable, tanto por su envergadura como por sus consecuencias sobre los cultivos, se produjo la pasada madrugada en la comarca de L´Horta Sud cuando un grupo de ladrones desvalijó una veintena de “hidrantes” –que son las casetas donde se guardan los contadores utilizados para el riego automatizado– y los 108 contadores que albergaban en su interior.

Las citadas infraestructuras, que han quedado completamente destrozadas e inutilizadas, pertenecen a la Comunidad de Regantes del Canal Júcar-Turia sector XI y proporcionan abastecimiento de agua a una superficie de unas cien hectáreas, en su mayoría de cítricos aunque también incluyen explotaciones de caquis y otros frutales. Tras el asalto perpetrado la pasada madrugada, la referida extensión de terreno va a quedarse sin servicio de riesgo hasta la semana que viene, pues no antes podrán repararse los cuantiosos desperfectos ocasionados por los delincuentes y restituir los contadores y el resto de material sustraído.

Esta circunstancia tendrá efectos especialmente negativos para las explotaciones de cítricos de la zona afectada, ya que la falta de agua en esta fase inicial de la campaña naranjera y durante unos días que se están caracterizando por temperaturas muy elevadas van a suponer una pérdida considerable de calibre y, por tanto, del valor comercial de la fruta. Las pérdidas ocasionadas por esa depreciación rondarán los 15.000 euros, mientras que los daños en infraestructuras de riego podrían superar los 27.000, de acuerdo con los cálculos efectuados por la propia comunidad de regantes.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, considera que este enésimo capítulo de la delincuencia en el medio rural “resulta especialmente lamentable porque se produce en un momento clave de la campaña citrícola, pero sobre todo, porque viene a demostrar que los ladrones siguen campando a sus anchas sin que sus víctimas notemos en absoluto los efectos positivos de los planes para combatir el problema anunciados por el Gobierno, unos planes que como no cambie mucho este panorama volverán a quedarse en buenas palabras, en papel mojado”.