Un grupo de investigadores flamencos está desarrollando un sensor que permite comprobar si los alimentos que se envasan en atmósfera controlada están todavía frescos, sin necesidad de abrir el paquete. El sensor, que se incorpora en el material de embalaje, también puede detectar las fugas.
El sensor funciona absorbiendo biomarcadores volátiles que emanan de los productos estropeados. La absorción es a través de materiales selectivos colocados en su superficie. Los investigadores han identificados los principales compuestos volátiles que se liberan en los procesos de deterioro de los alimentos.
La investigación se ha llevado a cabo dentro del proyecto CheckPack, en el que participan científicos de varias universidades belgas como la Gante, Lovaina y Bruselas.
Esta información es relevante para el productor, el distribuidor y el consumidor y permitirá reducir las pérdidas por desperdicios de comida y alargar la vida útil de los alimentos.
Inicialmente se está desarrollando el sensor para los productos cárnicos y de pescado en envase con atmósfera controlada, pero se prevé ampliarlo a otros alimentos como frutas y hortalizas y productos de panadería.
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