La Agencia británica de Seguridad de los Alimentos (FSA) ha pedido a los consumidores británicos, y muy especialmente a los escoceses, que no laven la carne de pollo una vez que lo han comprado. Una encuesta ha puesto de manifiesto que el 45% de los escoceses lavan la carne de pollo en sus casas.
La FSA ha pedido que no se lave porque con el lavado hay un peligro potencial de extender la bacteria Campylobacter a los utensilios de cocina, las encimeras y tablas de cortar a través de las gotas de agua que salen despedidas y que pueden llevar la bacteria.
Campylobacter es la forma más común de intoxicación alimentaria en el Reino Unido, que afecta a unas 280.000 personas al año. Alrededor de cuatro de cada cinco de estos casos provienen de aves contaminadas. La enfermedad resultante puede causar dolor abdominal, diarrea y vómitos severos.
Las razones más citadas por el público escocés para proceder al lavado del pollo fueron la eliminación de la suciedad (33%), la eliminación de los gérmenes (31%), que era algo que siempre se había hecho (38%) y que sus padres o familiares los hacían (31%).
La FSA ha pedido a los programas de TV sobre cocina que se abstengan de lavar el pollo ante las cámaras y comenten que es mejor no hacerlo.
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