La ministra de Agricultura de Francia se reunió hace unos días con los principales representantes del sector vitivinícola y se elaboró una declaración conjunta en la que se reconoce el deterioro de la situación actual, marcada por una notable caída del consumo interno —especialmente de vinos tintos— y por las tensiones geopolíticas que afectan a los dos principales mercados de exportación: China y Estados Unidos.

Durante el último año, el Gobierno francés ha aplicado diversas medidas de apoyo al sector, entre ellas ayudas al arranque de viñedos, préstamos subvencionados a corto plazo, préstamos estructurales garantizados, reducciones en las cotizaciones sociales, ayudas de emergencia para jóvenes viticultores y apoyo específico a los viveros de viñas. Sin embargo, pese a estos esfuerzos, la crisis persiste en varias regiones vitivinícolas, agravada por el contexto arancelario internacional y la ralentización del comercio exterior.

La ministra reiteró su compromiso con los viticultores, asegurando que la viticultura se mantiene como una prioridad estratégica del Gobierno. Informó de las conversaciones mantenidas con el comisario europeo de Agricultura, Christopher Hansen, para movilizar la reserva europea de crisis y reforzar las medidas excepcionales de apoyo, entre ellas el plan de arranque voluntario y la destilación de excedentes de vino que reclaman las organizaciones profesionales.

Además, se comprometió a presentar propuestas concretas antes de que finalice el mes y anunció varias decisiones inmediatas para aliviar la carga financiera de los viticultores. Entre ellas, la liberación de 5 millones de euros destinados a cubrir las cotizaciones a la seguridad social durante 2025, la prórroga del plan de ayudas por sequía hasta finales de 2026, y la movilización de 10 millones de euros adicionales del programa de adaptación al cambio climático.