Incorporar leguminosas como el guisante o el haba en la rotación de cultivos mejora significativamente la calidad del suelo y su productividad. Así lo confirma un estudio realizado por investigadores de Agrotecnio, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y la Universidad de Lleida (UdL), publicado en la revista Soil Use and Management.
El trabajo demuestra que incluir una especie leguminosa en la rotación incrementa la biomasa microbiana del suelo y favorece procesos esenciales para su fertilidad y estabilidad, reforzando el papel de las rotaciones en la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
Efectos sobre la descomposición y la actividad microbiana

El equipo comparó parcelas en las que se cultivó guisante antes del trigo con otras en las que se sembró triticale, evaluando la descomposición de restos de cosecha y raíces, así como la dinámica microbiana y el contenido de materia orgánica. Los resultados mostraron que los campos con leguminosas previas registraron una descomposición más rápida de los residuos del trigo, acompañada de un notable aumento en la biomasa microbiana y en la actividad enzimática del suelo.
Este incremento de la actividad microbiana favorece la transformación y estabilización de la materia orgánica, contribuyendo a mantener el suelo fértil y activo. Según los investigadores, la presencia de leguminosas mejora la calidad de los residuos agrícolas, haciendo que estos se conviertan en un mejor alimento para los microorganismos del suelo.
Un proceso clave para la salud del suelo
La descomposición de los restos de cosecha y raíces es esencial para la fertilidad y estructura del suelo. Aunque la exportación de la paja o residuos agrícolas es una práctica habitual, el estudio recuerda que su permanencia en el terreno aporta nutrientes y materia orgánica que alimentan la vida microbiana. En este contexto, la rotación de cultivos con leguminosas puede potenciar este proceso natural y hacerlo más eficiente.
El guisante, en particular, mejora la disponibilidad de nitrógeno y la acumulación de materia orgánica hasta dos años después de su cultivo. Los investigadores explican que esta mayor liberación de nitrógeno durante la descomposición de los residuos de trigo podría justificar por qué los beneficios de las leguminosas se prolongan más allá de una campaña.
Menor dependencia de fertilizantes químicos
El estudio concluye que la rotación de cereales con leguminosas es una práctica agronómica sostenible que mejora la calidad y fertilidad del suelo, favorece la mineralización del nitrógeno y reduce la dependencia de fertilizantes químicos. Los efectos positivos sobre el suelo se mantienen hasta dos años después del cultivo de la leguminosa, lo que la convierte en una estrategia eficaz y duradera para promover sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles.
El estudio ha sido realizado por investigadores de Agrotecnio, el IRTA y la Universidad de Lleida, y publicado en la revista Soil Use and Management.
Benefits of a Preceding Legume Crop for Soil Organic Matter and Microbial Dynamics During Wheat Residue Decomposition (2025) Gonçalo Nascimento, Carlos Cantero-Martínez, Jorge Álvaro-Fuentes, Victoria Lafuente, Dolors Villegas. Soil Use and Management, https://doi.org/10.1111/sum.70116.




Política de comentarios:
Tenemos tolerancia cero con el spam y con los comportamientos inapropiados. Agrodigital se reserva el derecho de eliminar sin previo aviso aquellos comentarios que no cumplan las normas que rigen esta sección.