La borrasca Gabrielle ha dejado en la Comunitat Valenciana un balance mayoritariamente positivo para el campo, según coinciden en señalar AVA-ASAJA y La Unió Llauradora i Ramadera. Las lluvias, en general pausadas y bien distribuidas, han permitido recargar embalses y acuíferos, ahorrar riegos en un contexto de altos costes energéticos, limpiar el arbolado, reducir la incidencia de plagas, regenerar pastos para la ganadería y mejorar los calibres de producciones pendientes de recolección como cítricos, caquis, aguacates y aceitunas.
En algunas zonas, como el interior de Castellón y Valencia, las precipitaciones han sido más limitadas, lo que ha generado cierta decepción entre los agricultores que esperaban un aporte más generoso. Sin embargo, hasta seis estaciones meteorológicas han registrado más de 200 l/m² en distintos puntos de la Comunitat, un volumen de agua que supone un importante alivio para los cultivos tras un verano marcado por la sequía.
Posibles daños en arrozales y hortalizas
Los problemas más destacados se concentran en los arrozales de la Albufera, donde el exceso de agua podría alcanzar las espigas y reducir la producción, a pesar de que las bombas hidráulicas han facilitado el desagüe hacia el mar. También existe preocupación por las hortalizas, más sensibles a la humedad, ya que la asfixia radicular podría dificultar la comercialización posterior.
En cuanto a la fruta, las lluvias se consideran muy beneficiosas para cítricos y caquis en fase de maduración, especialmente para las variedades que se recolectarán en las próximas semanas, como las clemenules y el caqui rojo brillante. En cambio, llegan tarde para las variedades extratempranas de mandarina ya cosechadas. Asimismo, en el olivar del interior las precipitaciones ayudarán a paliar el estrés hídrico acumulado, aunque han sido insuficientes en algunas comarcas más secas.
Granizo y daños localizados
El temporal ha dejado algunos episodios de granizo en la Sierra de Espadán y en la Plana Baixa, con daños limitados pero que se suman a los ya sufridos en campañas anteriores. También se han registrado arrastres de tierras y daños puntuales en infraestructuras agrarias, como márgenes, caminos o sistemas de riego, además de la paralización temporal de las tareas de recolección en cultivos como cítricos, caqui, uva y almendra.
Un alivio tras la incertidumbre inicial
Tanto AVA-ASAJA como La Unió coinciden en que, pese al temor inicial por la magnitud del temporal, las lluvias han sido en líneas generales beneficiosas y seguras. Para el sector, la borrasca Gabrielle ha dejado más ventajas que perjuicios, consolidándose como un episodio que contribuye a mejorar la campaña agrícola en curso y a reforzar las reservas hídricas de la Comunitat Valenciana.
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