Las múltiples manifestaciones de agricultores que ha habido en Francia llevó al presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron a plantear a los productores la aplicación de precios mínimos en el campo. ¿Esta sería la solución?.
No lo sería para Alessandra Kirsch, directora general del grupo de expertos de la consultora Agriculture Stratégies, que en una entrevista en Ouest France, ha defendido que un precio mínimo garantizado por el estado traería el riesgo de limitación de precios, el incumplimiento de la competencia y la sustitución de la producción local por productos extranjeros más baratos.
Para Agriculture Stratégies, la solución estaría más bien en mirar hacia el otro lado del Atlántico, hacia EEUU y su Farm Bill ( que sería el equivalente estadounidense a la PAC europea). El Farm Bill se basa en ayudas anticíclicas, que son ayudas que se conceden para compensar la caída de los precios agrarios y mantener el volumen de negocios del productor. Estas ayudas no se conceden cuando los precios de mercado son altos.
En EEUU hay dos programas entre los que pueden elegir los agricultores estadounidenses: un programa de cobertura de precios, que garantiza los precios si el precio medio de la campaña es inferior al precio de referencia y un programa que cubre la pérdida de volumen de negocios y se activa si el volumen de negocios del condado cae por debajo del 86% de la cifra de referencia.
Mientras que EEUU eligió un sistema enteramente basado en la gestión de riesgos, la UE optó por las ayudas disociadas para hacer el comercio mundial más justo y promover el multilateralismo. Sin embargo, el esperado multilateralismo se ha transformado en una multiplicación de acuerdos bilaterales que involucran a dos socios comerciales, según Kirsch.
En china primer productor mundial de trigo, el estado pone un precio minimo garantizado al trigo de 295 € tonelada,si va a menos el estado se lo compra a ese precio a sus agricultores.mientras en Europa a como lo ponen las bolsas mundiales y el mercado.aqui sobre 190 € tm,y en Polonia 140 debido a las importaciones ucranianas.luego dan una pac mal repartida entre agricultores ,que solo crea competencia desleal ,según zonas cobras el triple que en otras produciendo lo mismo.y encima poniéndonos medidas agroclimaticas absurdas.
Desde luego en tiempos revueltos como los actuales con una pérdida de renta brutal por parte del productor y sobretodo con inciertas perspectivas de futuro para el sector agrario, el sistema actual de la PAC no funciona ni sirve para mantener las rentas de los agricultores o cubrir como mínimo sus costes de producción además de no garantizar al titular de una explotación, autónomo a tiempo total alcanzar como mínimo el SMI al mismo nivel que este satisface a sus trabajadores.
Anteriormente el sistema de protección de la PAC en sus primeros años, se basaba en el reconocimiento de la agricultura como una actividad estratégica porque garantiza la seguridad alimentaria a los ciudadanos en su territorio y desde ese punto de vista se garantizaba un precio mínimo al productor que cubría sus costos de producción y la obtención de una renta disponible mínima cuyo nivel constituía el nivel de precios de referencia para la entrada de productos procedentes de terceros paises, de tal forma que los productos que se producían en la antigua CEE o importaban de terceros paises, se ofertaban todos al mismo precio al consumidor. Los productos básicos de la dieta alimenticia (aceites, vino, cereales, leche, carne, etc.) eran adquiridos por el Estado y almacenados en tiempos de abundancia para sacarlos al mercado en tiempo de escasez de tal manera que se conseguía una oferta de productos agroalimentarios regular sin muchas oscilaciones, una estabilidad de precios al consumidor y productor, se controlaba la inflación y las oscilaciones de precios en los productos básicos al consumidor, y el agricultor trabajaba sabiendo que sus producciones tenían una salida al mercado que evitaba ruinas a no ser que problemas meteorológicos (heladas, pedriscos, etc.) le impidieran alcanzar sus rendimientos normales, para lo cual y gracias a las medidas implementadas en España, en los primeros años de la democracia con los Pactos de la Moncloa -alcanzados por políticos de distintas tendencias ideológicas pero con un altísimo sentido de Estado y del interés general, a diferencia de la pésima clase política actual que carece de esos valores- se impulsó la puesta en marcha de los Planes de Seguros Combinados que cubrían esos riesgos climáticos impredecibles.
En la UE, los pilares estratégicos que conformaron su constitución para asegurar un futuro en paz y prosperidad fueron el carbón y el acero, la agricultura y la energía, que eran sectores de actividad que conformaban lo que durante muchos años antes constituyeron las actividades vitales de la industria de la guerra, y a partir de esta unión se constituyeron en las piezas fundamentales para garantizar la paz y prosperidad de unos territorios que durante siglos y hasta unos años antes eran escenarios de destrucción y hambrunas. Este pilar estratégico que era la agricultura, y con el desarrollo de otros sectores económicos -industria y servicios- fué perdiendo peso en el conjunto de la economia comunitaria y tras los acuerdos de libre comercio en la OMC, ese escudero protector que tenía el sector agrario se desmanteló y el presupuesto destinado a ese escudo se transformó en lo que se llama ayudas de la PAC disociadas de la producción y en ayudas al Desarrollo Rural, al objeto de que sea el propio sector y sus organizaciones las que realicen ese papel regulador. Obviamente, ya sea porque no se estaba preparado ni organizado para cumplir esa misión regulatoria que antes ejercía el Estado, se ha vuelto, al «caos» y así se pone de manifiesto con el problema de la España «vaciada», el envejecimiento de la población activa agraria, la falta de relevo generacional, todo ello fruto de la falta de rentabilidad de las explotaciones agrarias y la ausencia de medidas públicas para contrarrestarlas. Existe se quiera o no ver un problema de gobernanza, que se da tanto en las instituciones sociales que representan y estructuran el sector agrario, como en las Instituciones Públicas que gestionan y regulan este sector, muy burocratizadas, lentas y desconectadas de la realidad del mundo rural. Por otra parte parece que no se quiere entender que la agricultura y los agricultores nos enfrentamos no a situación coyuntural sino a algo más profundo y estructural que tiene más que ver con la supervivencia a largo plazo del sector agrario, y con la percepción y el convencimiento de que nuestras explotaciones aunque las manejemos cumpliendo todos los requerimientos de compatibilidad productiva y medioambiental, con utilización de energías renovables, realizando control biológico y empleo de instrumentos de digitalización y trazabilidad, con planes de abonado obtenidos anualmente tras efectuar analíticas foliares y de suelo, realizando cubiertas vegetales más incorporación de los restos de poda triturados para mejorar el contenido de materia orgánica del suelo secuestrando carbono, implantando islas de biodiversidad, etc,, al final todo ello no se traslada a los resultados económicos. Pongo por ejemplo, lo que hacemos desde hace varios años en la explotación en la que se incorporó mi hijo como joven agricultor y emprendedor cooperativista, que al final de todo ese proceso de manejo, los precios percibidos no cubren los costos de producción, y lo peor es que se percibe que en la OPFH a la que entregas tu producción tampoco se percibe un cambio de dinámica que haga pensar que esta situación sea pasajera.
El problema tal y como lo veo desde la perspectiva de una explotación con tamaño óptimo, mecanizada, digitalizada, con fertirrigación automatizada movida por energía renovable producida por estación fotovoltaica propia, e innovadora, que realiza desde hace varios años antes de que se implantaran obligatoriamente en la Reforma última de la PAC, un manejo de cultivo sostenible en el que se aplican casi todas las medidas impuestas en los Ecorregímenes para cultivos leñosos, es que todo ello no se visibiliza por las Organizaciones de Productores receptoras de nuestra cosecha, cuando esta producción así obtenida es puesta en el mercado y además el precio obtenido es igual, tanto da que se produzca en una explotación que realice todo este manejo sostenible como en otras que no lo realizan, ya que en los lineales de las cadenas de distribución no aparece ni siquiera si es producción nacional o importada y en el caso de la almendra importada, si es de la campaña actual o de las pasadas, visto que California el mayor productor mundial de almendra, se ha limpiado todos las reservas que tenía de años anteriores hundiendo los precios en paises importadores como el caso de España, que es uno de los principales paises importadores de esta almendra, a la vez que productor y ello a pesar de la disminución en torno al 50% de la cosecha nacional estimada para la campaña 2023/24. Es decir, nos han hundido los precios percibidos por el agricultor a niveles en torno al 30% respecto a los percibidos el año anterior, mientras que vemos que en los lineales de distribución al consumidor estos precios no se le han trasladado. Pérdida de rentas para los productores e inflación persistente para el consumidor. Todo ello se ha producido bajo el paraguas de una Ley de la Cadena Alimentaria que no permite vender a pérdidas. Este es el grave problema de la agricultura y trasladable a casi todos los sectores productivos.
Por tanto, el problema no es suavizar la PAC respecto al cumplimiento de los ecorregímenes, retrasar la digitalización, clarear el tono «verde» del manejo del cultivo, ni retrasar el cuaderno digital, disminuir el consumo de insumos que todo agricultor sensato busca, etc, etc., sino que tiene que haber un replanteamiento de la PAC, que hubo un tiempo que funcionó, que posteriormente se han hecho reformas que en unos casos han funcionado y en otros no, y que hay aspectos positivos y otros negativos nadie lo duda, pero lo que sí está claro es que el descontento del mundo rural en todo el territorio comunitario está más que justificado y se resume finalmente en una constatación compartida: si no hay rentabilidad versus sostenibilidad económica, tampoco habrá sostenibilidad medioambiental porque el mundo rural es el primer administrador del territorio, ni tampoco habrá sostenibilidad social, los pueblos rural irán vaciándose, no habrá relevo generacional y desde luego no se garantizará ni una mínima seguridad alimentaria a los ciudadanos comunitarios que estarán al socaire y capricho de poderes económicos que concentran la titularidad de las tierras y cuando existan problemas tal como el COVID, guerras extrafronterizas, etc. pasará con los alimentos lo mismo que ha pasado con las mascarillas. Así que estamos en el dilema SER o NO SER, esa es la cuestión y para solventarla hace falta una Administración más imaginativa, con medidas con menos improvisación y más estudiadas, y desde luego una implicación mayor de los propios interesados distinguiendo los verdaderos profesionales agrarios de los que la ejercen como recreo en los fines de semana, y que se afronte desde una perspectiva más holística respecto al papel que juegan todos los factores que inciden en la viabilidad de las explotación (financiación, formación de precios, manejo sostenible, seguros avrarios, funcionamiento de la cadena alimentaria y reparto del valor, gobernanza, etc, etc.) sin olvidar una evaluación de los sistemas de apoyo existentes a otras agriculturas de paises desarrollados tal como Estados Unidos, China, etc.
Jolines! Vaya análisis certero. Me ha encantado. Gracias, mereció su lectura.
Caramba!!! Siempre tan acertado Miguel. Análisis exhaustivo de la actualidad agraria en nuestro país
Por no hablar de las cacicadas autonómicas, que una misma hectárea tiene derechos de diferente importe según lo que se produjo en hace casi 25 años!!!!!
Verguenza de politicos!!! cuando van a desaparecer los puñeteros derechos de una puñetera vez?????
Importe unitarios iguales por hectárea para todo el país!!!!
Esto poco se ha dicho en las protestas de los agricultores!!!!
Siempre tan certero Miguel, gran análisis y reflexión sobre el estado actual del sector de la almendra.