Tras los desabastecimientos ocurridos en Canadá durante el COVID-19,
por el cierre de muchos mataderos tras la aparición de brotes de la enfermedad entre sus trabajadores, el gobierno de la provincia canadiense de Alberta ha modificado las normas que regulan esta actividad, para facilitar su desarrollo. Los principales cambios son:
- La supresión de la presencia de un inspector en el sacrificio de los
animales, sustituida por inspecciones ante mortem y post mortem, vía vídeo.
- La autorización a los titulares de las explotaciones para la venta directa a un mismo consumidor de las piezas. Los subproductos sí pueden destinarse a otros usos, como la fabricación de alimentos para mascotas.
- Los ganaderos deberán mantener un registro de clientes para asegurar la trazabilidad si se produjera cualquier problema sanitario.
- Los matarifes deberán disponer de una licencia para desempeñar su actividad.

Tras el sacrificio en el matadero móvil, normalmente, el despiece y la
maduración se realizan en las instalaciones del matarife, a donde se traslada la canal. El coste por animal es de unos 320 €/animal.
El coste de un matadero móvil está entre 160.000-190.000 euros.
Además, es necesario disponer de instalaciones para la refrigeración y maduración de la carne, así como de procedimientos autorizados para la
eliminación de los subproductos. Un matadero móvil puede faenar de 8 a 9 animales por día.
La provincia de Alberta dispone de 125 mataderos y salas de despiece
convencionales y de 154 mataderos y salas de despiece móviles, según publica el Boletín Exterior del Mapa.
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