La mojama de Barbate (Cádiz) y la de Isla Cristina (Huelva) son los primeros productos andaluces de salazón que cuentan con Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) europeas, que reconocen las elaboraciones de una veintena de empresas conserveras en Andalucía que emplean a más de 2.000 personas, la mitad de ellas mujeres. Así lo ha confirmado el consejero de Agricultura de la Junta de Andalucía, Rodrigo Sánchez.
Sánchez Haro ha resaltado que estas dos indicaciones geográficas son las primeras que se conceden en Europa a este tipo de productos, de gran calidad y excelencia, elaborado de manera artesanal y cuyo dos únicos ingredientes son el atún y la sal. Ha explicado que este producto está amparado por este nuevo Consejo Regulador, que en 2016 ya pudo solicitar ayudas y recibió más de 2,5 millones de euros al amparo de la IGP. Se trata de una industria, la de transformación de los productos pesqueros, organizada en torno a este nuevo organismo para proteger este “excepcional alimento, que muchos denominan jamón del mar”.
El consejero ha señalado que el sector transformador de la pesca en Andalucía es “hoy en día mucho más moderno, y se reinventa cada día, sin perder su esencia artesanal”. De modo que no sólo cumple una importante función empresarial, “sino que mantiene vivo ese patrimonio cultural y gastronómico que dejaron en nuestras costas fenicios, romanos y árabes”. Ha señalado que las más de 20 empresas dedicadas a este sector en Andalucía generan más de 310 millones de euros, y que por parte de la Administración andaluza se mantiene “un fuerte compromiso” con estas compañías de transformación pesquera.
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