El Consejo
Regional Agrario de Castilla y León consensuó ayer el Plan Fitosanitario
Medioambiental, según lo anunció la
Consejera de Agricultura, Milagros Marcos, al término de la reunión, en la
participaron las organizaciones agrarias ASAJA, la Alianza UPA-COAG y UCCL. Este
Consejo contó también con la presencia del Consejero de Medio Ambiente.
El Plan que se ha
consensuado permitirá la quema controlada de rastrojos, para el control de
plagas, en momentos de bajo riesgo de incendios, De esta forma, con el Plan se
conseguirá una reducción en el consumo de fitosanitarios con la consiguiente
reducción de costes para los agricultores, además de tener beneficios
medioambientales y para la salud humana, según apuntó la Consejera.
El Plan tendrá
una duración de 4 años y cada año se podrá autorizar la quema de rastrojo hasta
en un 25% de la superficie, siempre y cuando se esté en situación de bajo riesgo
de incendios. Se tendrán que decidir cuales son las comarcas cerealistas donde
se podrá aplicar el Plan. Además, va a estar sujeto a evaluaciones y
modificaciones permanentes.
Marcos recalcó
que se busca que el procedimiento sea sencillo para el agricultor y que esté
supervisado por las delegaciones territoriales. El agricultor podrá hacer la
solicitud de quema controlada de rastrojos en período de bajo riesgo de
incendios. Si no hay comunicación contraria, en cinco días se otorgaría la
autorización por silencio administrativo.
La Consejera
explicó que solo se podrá realizar las quemas si en cada parcela de cereal se
crea una zona de tres metros a modo de cortafuegos, mientras que para cultivos
de más de 20 hectáreas, la franja de protección será de cinco metros. Además,
tendrá que haber un mínimo de tres personas controlando el fuego con materiales
adecuados y contar con un teléfono móvil para llamar al 112 en caso de
emergencia.
El Consejero de
Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones,
recordó que las quemas de rastrojos están
prohibidas desde el año 2000 por normativa nacional, pero que se permite la
excepción por cuestiones fitosanitarias. El Plan castellano-leonés es un plan
científico-técnico, que se va a articular en base a los beneficios que va a
generar en el control de plagas y que se va a aplicar con toda responsabilidad
por parte de los agricultores. Las organizaciones agrarias se han comprometido a
que va a ser así.






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