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Decálogo sobre los falsos mitos de la alimentación más extendidos en la rutina diaria

01/03/2016

Existen hábitos de alimentación y determinados alimentos o bebidas a los que la tradición popular atribuye efectos o propiedades con, en ocasiones, escasa base científica. Fechas como las
actuales, en las que muchas personas se proponen adelgazar o mantener hábitos de
vida saludable de cara a los futuros días estivales, son muy propicias para
hacer públicas algunas de esas creencias poco acertadas.

La Federación Española de Industrias de la
Alimentación y Bebidas (FIAB) ha elaborado un decálogo con los falsos mitos que
invaden cada una de las comidas que forman la rutina alimentaria. Estos hábitos
alimentarios forman parte del conjunto de falsos mitos que FIAB, con la ayuda de
varios expertos y nutricionistas, quiere desterrar entre la población a través
de su compromiso con la salud de los consumidores.

1. Saltarse el desayuno no adelgaza

Existen personas que piensan que evitar el desayuno les ayudará a no incrementar su peso, pero la realidad es completamente opuesta. Está demostrado que las personas que optan por saltarse el desayuno tienen más hambre en las siguientes horas del día, lo que les lleva a realizar
peores elecciones alimenticias el resto de las comidas. Además, el cuerpo se
defiende de ese ayuno tan prolongando activando enzimas o mecanismo de
acumulación de grasa como si hubiera una alarma alimentaria.

2. La leche no es sólo para niños

Son muchas las personas que consideran que la
leche es solo un alimento para niños y que, una vez acabada la fase de
lactancia, no es necesario continuar consumiéndola. “Es habitual recurrir a
argumentos como que el resto de mamíferos no toman leche tras la lactancia
materna, que los humanos somos los únicos que beben leche de otra especie animal
o que contiene mucha grasa. Sin embargo, la leche presenta una amplia gama de
nutrientes con un papel fundamental en la dieta a la composición en aminoácidos
y su biodisponibilidad se considera de alta calidad”, explican expertos de
FIAB.

La leche es uno de los alimentos más
completos que tenemos a nuestro alcance. Es rica en proteínas de alta calidad,
calcio, vitaminas A y B y otros muchos nutrientes. Es por ello que los expertos
aconsejan tomar de 2 a 4 raciones de leche o productos lácteos dependiendo de la
edad y el estado fisiológico. En el caso de las mujeres y los niños, el consumo
de leche es aún más importante, ya que nos proporcionará un aporte extra de
calcio para fortalecer los huesos y evitar dolencias como la osteoporosis.

3. El pan no engorda

Son muchas las personas que deciden eliminar
el pan de su dieta diaria pensando que así mantendrán su peso bajo control, una
decisión que viene provocada principalmente por la falsa creencia de que el pan
es un alimento que engorda por sí mismo. Así, el consumo de pan en nuestro país,
que se sitúa alrededor de los 150 gramos, está muy por debajo de las cantidades
recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que oscila entre los
220 y los 250 gramos diarios.

“Ningún alimento engorda o adelgaza por sí
mismo, y el pan no es la excepción. Lo que hace que aumentemos de peso es
consumir más calorías de las que gastamos”, explican expertos de FIAB, que
añaden: “El pan debe formar parte de nuestras vidas y es un producto
indispensable en una alimentación equilibrada y variada”.

4. El consumo de zumos ‘detox’ no
tiene efectos depurativos ni debe ser sustitutivo de una comida diaria

Lejos de los efectos depurativos asociados a
los zumos y dietas ‘detox’, la moda de las dietas basadas en la ingesta de zumos
concentrados de diversas frutas y hortalizas, “no solo se alejan de los
patrones de una dieta equilibrada, sino que incluso puede generar efectos
adversos para nuestro organismo”, según afirman los expertos de FIAB.

Los expertos explican que ingerir este tipo
de zumos es algo positivo, pero no puede ser nunca sustituto del resto de
alimentos de nuestra dieta. “Tomarnos un zumo de espinacas, pera y lima, por
ejemplo, no puede ejercer al 100% de sustituto de una ingesta, ya que
necesitamos más calorías y por tanto ciertos nutrientes que las frutas o dichas
verduras no nos los pueden proporcionar. Los zumos de frutas o verduras es algo
muy positivo para consumir, pero no podemos dejar de lado el resto de alimentos
de la dieta y alimentarnos sólo y exclusivamente de zumos”.

5. Las dietas hiperproteicas son inútiles a medio plazo y ponen en riesgo la salud

Existen ciertas técnicas que aseguran servir
para perder peso que juegan con el factor tiempo para atraer a los consumidores,
pero en realidad son perjudiciales para la salud y terminan por no ser efectivas
en su objetivo de lograr una reducción sostenible del exceso de kilos. Uno de
los que más de moda se han puesto es los últimos años es el de las dietas
hiperproteicas, que son aquellas que están basadas en la ingesta casi exclusiva
de proteínas y en la eliminación de los hidratos de carbono.

Uno de los principales problemas de las
dietas hiperproteicas reside en que al dejar de   consumir hidratos de carbono
existe menos sensación de hambre. Además, el organismo usa los almacenes de
glucosa y se usa gran cantidad de líquido, siendo esas las razones por las que
se pierde peso. “Pero estas dos razones dan pie a que el cuerpo esté en
peligro. La ausencia de hidratos de carbono puede provocar náuseas y fatiga. El
consumo elevado de proteínas es un detonante de problemas hepáticos además de
aumentar el ácido úrico y de disminuir la absorción de calcio”, destacan
expertos de FIAB.

En este sentido, los expertos añaden que “el
efecto rebote tras una primera pérdida rápida de kilos, así como los efectos
negativos que pueden tener sobre nuestra salud son motivos más que suficientes
para desinflar el mito sobre las supuestas bondades de estas dietas milagro
hiperproteicas. Buscar atajos para quitarnos de encima esos kilos de más que nos
preocupan es una mala idea”.

6. ¿Se debe comer fruta antes o después de la comida?

La fruta aporta las mismas calorías
independientemente del momento en que se ingiera. Lo que sucede es que si se
consume antes de la comida principal, su aporte de fibra ayuda a aumentar la
sensación de saciedad.

Respecto a la mejor digestión de la fruta en
función del momento de la ingesta, este mito se basa en la supuesta fermentación
de las frutas durante la digestión. Sus defensores alegan que si se toma la
fruta después de las comidas, fermenta en el estómago y produce una peor
digestión. Pero esto no es cierto. La fruta, independientemente de que se tome
antes o después de las comidas, no fermenta en el estómago. El estómago no es un
departamento dividido en diferentes alturas, por lo que el hecho de que la fruta
se tome al final de la comida no significa que se quede en la parte superior del
estómago “esperando” a que se digiera la comida ingerida anteriormente y, en esa
“espera”, fermente. En el estómago, los alimentos se mezclan junto con los jugos
gástricos.

En el caso concreto de las personas con
estómago delicado o problemas de digestión que puedan sentir pesadez o malestar
cuando toman fruta de postre, sí podría recomendarse tomar la fruta entre horas.
Sin embargo, dichas molestias no se pueden relacionar con la supuesta
fermentación de las frutas.

7. La tripa cervecera no existe

Uno de los hábitos más arraigados en la
cultura española es quedar a tomar una caña al salir del trabajo, pero son
muchos los que consideran que este hábito provoca la aparición de la llamada
tripa cervecera. Sin embargo, para los expertos la tripa cervecera no existe,
sino que el aumento de grasa abdominal se debe principalmente a una dieta
desequilibrada y a un estilo de vida más sedentario de lo recomendable.

Expertos de FIAB explican que “la
aparición de tripa es un reflejo de obesidad y ésta se produce por un
desequilibrio energético. Es decir, consumimos muchas más calorías que las que
gastamos o hacemos muy poco ejercicio físico. No se debe en ningún caso a ningún
alimento en concreto, y desde luego no es causado por el consumo de cerveza,
sino a que llevamos una vida sedentaria y comemos mal”.

Pero no sólo el bajo contenido calórico
desmiente el mito de la barriga cervecera. Varias investigaciones científicas
del ámbito nacional e internacional han confirmado que la explicación para la
obesidad abdominal y la mal llamada “curva de la felicidad” hay que buscarla en
cierta predisposición genética, unida, claro está, a una alimentación
desequilibrada, a la ingesta excesiva de calorías y a la falta de actividad
física diaria.

8. Ingerir agua con azúcar tras hacer ejercicio no elimina las agujetas

Las visitas al gimnasio aumentan de forma
considerable tras las vacaciones de Navidad y antes del periodo estival. Una
práctica muy sana que, sin embargo, puede acarrear consecuencias molestas como
son la aparición de las temibles agujetas. Uno de los remedios caseros más
extendidos para acabar con estos dolores musculares siempre ha sido consumir un
vaso de agua con azúcar, un consejo que, sin embargo, no es tan eficaz como se
pensaba y ha pasado a formar parte de uno de los falsos mitos más populares.

Según explican expertos de FIAB, las agujetas
“son ese dolor que hemos tenido todos alguna vez después de realizar ejercicio.
Tradicionalmente se pensaba que se producían debido a la acumulación de ácido
láctico en el músculo, pero se ha demostrado que lo que  realmente sucede es que
se producen unas micro roturas fibrilares del músculo que dan lugar a una
inflamación posterior que es lo que produce dolor”. Por tanto, este
pensamiento tan común proviene de relacionar la aparición de las agujetas con el
ácido láctico, ya que en el caso de que se cristalizara en el músculo, la idea
de tomar agua con azúcar podría reducirlas.

9. Carne roja

En unos años hemos pasado de venerar al cerdo
como parte esencial de la dieta mediterránea a demonizarlo como uno de los
responsable directos del aumento del colesterol entre la población. “La
realidad es que la carne de cerdo y sus derivados son una fuente esencial de
proteínas clave para una alimentación equilibrada y saludable”, explican
expertos de FIAB.

Otras de las propiedades que contiene la
carne de cerdo residen en su alto volumen de nutrientes. Fósforo, zinc, hierro y
vitaminas B1, B3, B6 y B12 son algunos de los componentes que habitualmente se
encuentran en los diferentes cortes con las que este producto se presenta al
consumidor. Estos nutrientes ayudan al funcionamiento del sistema inmunitario,
al desarrollo cognitivo de los niños o al normal funcionamiento del corazón
entre otros muchos.

10. La falta de sueño aumenta el riesgo de sufrir obesidad y provoca desajustes en el organismo

Una errónea creencia popular defiende que
dormir muchas horas hace que el cuerpo elimine menos calorías. Según este falso
mito, el dormir pocas horas facilita el adelgazamiento y combate la obesidad.

La realidad es completamente distinta. El
funcionamiento del organismo se basa en el equilibrio y una parte fundamental de
esa mesura se corresponde a la relación existente entre sueño y alimentación. De
ahí que dormir el número adecuado de horas es esencial en para el cuerpo.

Según advierten expertos de FIAB, “la
cantidad y calidad del sueño son cruciales para tener una vida sana. No solo
porque nos permitirán tener el descanso que nuestro cuerpo necesita, sino que
unos hábitos de sueño adecuados nos permitirán evitar desarreglos hormonales y
en nuestra conducta, que nos pueden conducir a un mayor apetito y,
consecuentemente, a una mayor ingesta de alimentos. La clave está en dos
hormonas implicadas en la regulación del apetito: la leptina y la grelina”.

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