ASCEL, Ecologistas en Acción y
Lobo Marley reclaman a las formaciones políticas que se presentan a las próximas
elecciones autonómicas que se comprometan a la adopción de medidas concretas y
factibles para la conservación del lobo ibérico. Entre ellas figuran la
paralización de los llamados “controles de población”, responsables de la muerte
cada año de más de 200 lobos, y fomentar la coexistencia entre el lobo y la
ganadería extensiva.
Ante la nefasta gestión que las diferentes administraciones regionales
han realizado durante los últimos años, estas tres organizaciones reclaman un
cambio radical en la gestión de este gran depredador, una especie clave en la
conservación de los ecosistemas. Consideran imprescindible pasar de su actual
persecución a través de la caza y los llamados controles de población, a una
gestión como especie protegida que incluya la elaboración de planes de
recuperación, la persecución del furtivismo, y la puesta en marcha de campañas
de educación y concienciación, siempre desde la premisa que el lobo vale más
vivo que muerto.
Dada la proximidad de las elecciones autonómicas ASCEL, Ecologistas en
Acción y Lobo Marley remitirán estas propuestas a las diferentes formaciones
políticas pidiendo que se comprometan públicamente a su aplicación,
especialmente en los casos de Galicia, Cantabria, Asturias, Euskadi, Castilla y
León, La Rioja, Aragón, Catalunya, Comunidad de Madrid, Extremadura, Castilla-La
Mancha y Andalucía.
11 propuestas para la conservación del lobo ibérico en las
Comunidades Autónomas
La conservación de la naturaleza es una prioridad a escala
planetaria y es previsible que su urgencia sólo aumentara en los próximos años,
y por lo tanto supera la escala autonómica. Dentro del actual marco del Estado
Español, es deseable que los gobiernos autonómicos aspiren a una creciente
coordinación en la búsqueda solidaria de objetivos comunes para la defensa del
medio ambiente y del patrimonio natural de todos los ciudadanos.
En el contexto general de la defensa de la fauna, el lobo es
doblemente importante: por un lado como especie clave en los ecosistemas, y por
otro como símbolo de la España salvaje, potencial fuente de prosperidad para el
mundo rural gracias a su atractivo como reclamo turístico. El reto de la
conservación del lobo ibérico es pues inseparable de la defensa de la
biodiversidad.
En este documento, Asociación para la Conservación y Estudio del
Lobo Ibérico (ASCEL), Ecologistas en Acción y Lobo Marley presentamos una serie
de propuestas concretas y factibles para que las formaciones políticas que
concurren a estas elecciones autonómicas no desaprovechen la ocasión de actuar a
favor de la conservación del lobo ibérico, en lugar de continuar permitiendo la
persecución de la especie y tener que rendir cuentas más adelante ante una
ciudadanía perpleja y decepcionada. Estamos a tiempo de enfrentar estos retos
pero tenemos que hacerlo de manera coordinada y solidaria. Desde estas
organizaciones, ofrecemos nuestra colaboración y esperamos una apuesta por parte
de dichas formaciones políticas a la altura de los retos vigentes.
1.- Protección estricta del lobo ibérico en toda España e
inclusión de la especie en los Catálogos de Especies Amenazadas de las
comunidades autónomas (CCAA). _
El lobo es un elemento clave para el correcto funcionamiento de los ecosistemas.
Dada la situación de sus poblaciones en la Península Ibérica, el lobo debe ser
una especie protegida en toda España, como ya lo es en Portugal. Para ello debe
ser incluida en los distintos Catálogos de Especies Amenazadas regionales. El
primer efecto de esta protección será que el lobo dejará de ser especie
cinegética.
2.- Paralizar de forma inmediata los planes o decretos de
control de la especie.
Varias CCAA desarrollan planes de gestión que incorporan eufemísticamente
“controles de población”, partiendo de la premisa errónea de que la predación
sobre ganado es una simple función de la abundancia de lobos. Los controles de
población son medidas de gestión ineficaces, implantadas sin conocer qué
individuos pueden estar realmente generando conflictos, sin evaluar las medidas
preventivas utilizadas por los propietarios para evitar los ataques, y en muchas
ocasiones sin poder descartar que la autoría se deba a perros incontrolados (no
necesariamente salvajes). Los controles de población implican mortalidad
aleatoria de individuos, en una especie que forma grupos familiares muy
estructurados. La desestructuración debilita esos grupos, y puede alterar las
necesidades y el comportamiento de los supervivientes, incrementando de hecho
los conflictos con el ganado.
3.- Elaboración de Planes de Conservación o Recuperación
del lobo.
El lobo, como gran depredador, es escaso por las limitaciones energéticas de los
ecosistemas; no alcanzará de manera natural altas densidades. Sí es concebible
en cambio que llegue a expandirse territorialmente, manteniendo bajas densidades
en toda su área de distribución. Reduciendo la mortalidad no natural, dicha
expansión llevaría a medio plazo a que el lobo vuelva a colonizar aquellas zonas
del territorio nacional de las que fue exterminado por el ser humano. Es
necesario por tanto que las CC AA en las que esta recolonización sea previsible
dispongan de planes de Conservación y/o Recuperación de la especie. Estos planes
deberían incluir la necesidad de fomentar la conectividad entre poblaciones
locales a través de la creación efectiva de corredores ecológicos reforestados,
pasos de fauna específicos, revisar en profundidad el modelo cinegético, la
prohibición de vallados cinegéticos y/o ganaderos, etc. Esta iniciativa
requerirá un alto grado de coordinación entre CC AA y autoridades locales.
4.- Aprobación, adecuación real y/o revisión de los
Planes de Gestión de las Zonas de Especial Conservación (ZEC) con presencia de
lobo.
Actualmente la mayor parte de las ZEC con presencia de lobo no han sido
declaradas y los borradores de planes de gestión que se están elaborando no
cuentan con información detallada de la especie, carecen de objetivos
ambiciosos, o no contemplan acciones específicas para la conservación de la
especie. Por ello no se está garantizando el estado de conservación favorable de
la especie, sobre todo al sur del Duero.
5.- Promover la elaboración de un censo peninsular del
lobo ibérico.
Este censo debe ser científico, independiente y supervisado por personal de
organismos nacionales e internacionales de prestigio que nos permita conocer la
situación real de la especie en la actualidad. Conocer la distribución de una
especie es fundamental para su conservación, así como para prever y gestionar
futuros cambios de esa distribución y, por tanto, de las consecuencias que la
presencia de la especie pueda acarrear.
No debemos restringirnos solamente a subjetivos datos numéricos
que constituyen una foto fija y que son los que guían a las diferentes
administraciones para justificar sus “controles poblacionales”, sino debemos
hacer también hincapié en asegurar la conservación a largo plazo permitiendo el
incremento de la variabilidad genética, ya que las actuales poblaciones ibéricas
de lobo provienen de un umbral próximo a la extinción que aconteció en el pasado
s. XX como consecuencia de la persecución humana (directa e indirecta).
6.- Fomentar la coexistencia entre el lobo y la ganadería
extensiva.
Mantener una población de lobos en estado favorable de conservación, como dicta
la Directiva Hábitats de la UE, puede ser compatible con la explotación ganadera
de pastos. Esa compatibilización pasa por reconocer y admitir la presencia de
lobos en el paisaje ajustando la gestión en consecuencia, en lugar de apostar
por el permanente estado de excepción y conflicto que suponen la predación sobre
ganado y las medidas letales de control de población. Un componente importante
de ese ajuste consistiría en la elección de las razas mejor adaptadas al
entorno, y la adopción de medidas preventivas (perros de vigilancia, pastoreo,
recogida nocturna, vallados etc.).
7.- Ayudas al sector agroganadero condicionadas a
compromisos ambientales.
Los lobos no amenazan la viabilidad del sector ganadero español, ya que la
predación sobre ganado afecta a menos del 1% de la cabaña ganadera extensiva.
Ese patrón general no impide que determinadas zonas o explotaciones concretas
puedan verse especialmente afectadas. Para evitar descompensaciones en el
reparto de esfuerzos de conservación, es deseable implantar ayudas a las
explotaciones ganaderas en territorios con presencia de lobos. Ante el fracaso
del sistema actual de indemnizaciones, que no reduce tensiones sociales, es
necesario orientar las ayudas a financiar la adopción de medidas preventivas de
la predación en las explotaciones ganaderas. Así mismo, el pago de
compensaciones por predación sobre ganado debe estar condicionado a la adopción
previa de esas medidas preventivas. Se trata de una estrategia más robusta,
proactiva, que busca evitar daños al ganado y a la población de lobos. Dicha
aproximación se prestaría a menor manipulación política, e incentivaría las
buenas prácticas ganaderas y de gestión de fauna.
8.- Disminución de la presión cinegética sobre presas
salvajes del lobo (corzo, ciervo, jabalí, etc.)
Para lograr la conservación del lobo y reducir el número de ataques al ganado es
fundamental disminuir la presión sobre sus presas salvajes, lo cual además
evitaría o reduciría la necesidad de los descastes que se realizan de estas
especies por la ausencia de grandes carnívoros. El más eficiente controlador
natural de los ungulados silvestres es el lobo, no sólo por la presión directa,
sino por la modificación de los patrones de uso de hábitat de los herbívoros.
9.- Promover acciones contra el furtivismo y los
envenenamientos.
La principal causa de mortalidad de los grandes carnívoros, incluso en ambientes
protegidos, es de origen humano. El lobo sigue siendo perseguido incesantemente
de manera legal e ilegal en la mayor parte de su área de distribución,
existiendo muy poco interés por parte de las administraciones en perseguir y
acabar dichas actividades. Esto supone la erradicación de muchos individuos
dispersantes que impiden a estos ejemplares asentarse y recolonizar sus antiguos
territorios históricos y entre otras cosas, pueden impedir la conexión efectiva
con los lobos que se encuentrar severamente amenazados de extinción en Sierra
Morena.
Por ello es necesario que las CC AA y el Estado adopten medidas
concretas y más severas, legislando al respecto, que eviten la persecución de la
especie y castiguen a los culpables.
10.- Regular y propiciar el ecoturismo de lobos,
incluidas las actividades de observación directa y fotografía.
El turismo de observación de la naturaleza supone una importante actividad
socioeconómica en diferentes países, con ingresos muy superiores a los derivados
de la caza de las especies observadas. Esta actividad puede y debe ser
compatible con la conservación de la especie y su hábitat. Para que su
desarrollo sea sostenible, es imprescindible que el lobo deje de estar sometido
a explotación cinegética y controles de población, fuentes de mortalidad no
natural en un predador superior que imponen notables alteraciones de
comportamiento. Además, es difícilmente explicable para un guía de naturaleza y
sus clientes que el lobo que están observando puede estar muerto al día
siguiente.
11.- Fomentar la educación y concienciación sobre la
importancia ecológica de los grandes depredadores, en particular del lobo.
Una de las claves para que la sociedad sea consciente de la importancia
ecológica de los grandes depredadores y para que colabore por tanto en su
conservación, es poner en marcha campañas de educación y concienciación sobre la
importancia ecológica, cultural y social del lobo, en nuestro caso.
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