La carne utilizada como ingrediente en alimentos procesados, como la carne picada usada en la lasaña, tendría que estar sujeta a las normas de etiquetado del país de origen, similares a las de la carne fresca. Este asunto será defendido por los eurodiputados en un debate que hoy se celebrará en el Pleno del Parlamento Europeo. Está previsto que el miércoles se apruebe una resolución para urgir a la Comisión a que actúe en esta dirección.

En enero pasado, la Comisión de Alimentación y Salud Pública del Parlamento Europeo aprobó una resolución en el que pedían a la Comisión Europea que presentara propuestas legislativas que permitan recuperar la confianza de los consumidores a raíz del escándalo de caballo y otros casos de fraude de los alimentos.

Más del 90% de las personas que respondieron a una encuesta en 2013, decían que el origen de la carne utilizada en alimentos procesados debería estar incluido en el etiquetado a fin de que el consumidor elija basado en la información.

En cuanto al impacto que esta medida podría suponer sobre los precios, los europarlamentarios piden una información más clara, que debería elaborarse colaboración con las organizaciones de consumidores y sin que ello, retrase las propuestas legislativas. Estas propuestas deben permitir a las empresas europeas que operen de manera viable y en condiciones compatibles con el poder adquisitivo del consumidor.

El 17 de diciembre de 2013, la Comisión presentó un informe al Parlamento Europeo y al Consejo sobre las posibles consecuencias de la obligatoriedad de indicar el país de origen o lugar de procedencia de la carne utilizada como ingrediente.

Dependiendo del Estado miembro interesado, del 30 al 50% de la carne sacrificada se transforman en ingredientes de carne de alimentos, principalmente carne picada, preparados de carne y productos cárnicos.