Cada vez está más implantado el consumo de bebidas energéticas entre el consumidor comunitario. Algunos Estados miembro han planteado su preocupación ante la creciente popularidad de estas bebidas, que contienen sustancias como cafeína, taurina y D-glucurono-y-lactone.
Por este motivo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) acaba de publicar un informe sobre un estudio encargado, que por primera vez recopila datos sobre el consumo de bebidas «energéticas» a nivel europeo para grupos específicos de la población, incluidos los niños y adolescentes.
Entre los adultos entrevistados (18-65 años), el 30% son consumidores de bebidas energéticas. De éstos, el 12% son altos consumidores «crónicos» (consumo regular 4-5 días a la semana o más), con un consumo medio de 4,5 litros por mes. Alrededor de un 11% de los consumidores son altos consumidores «agudos» (beben al menos 1 litro en una sola sesión).
En adolescentes, los datos son muchos más elevados. Aproximadamente el 68% de los entrevistados son consumidores de bebidas «energéticas». Entre estos, el 12% son altos consumidores «crónicos», con un consumo medio de 7 litros al mes, y el 12% son altos consumidores «agudos».
En niños (3-10 años), aproximadamente el 18% de los entrevistados son consumidores de bebidas «energéticas». Entre éstos, alrededor del 16% son altos consumidores «crónicos», con un consumo medio de 0,95 litros a la semana (casi 4 litros por mes). En el caso de este grupo, las bebidas energéticas contribuyen con el 43% a la exposición total de cafeína.
Las bebidas energéticas consumidas con alcohol presentan un patrón semejante entre adultos (56%) y adolescentes (53%).
Aproximadamente el 52% de los adultos y el 41% de los adolescentes consumen bebidas «energéticas» al llevar a cabo una actividad deportiva.
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