Normalmente, el bienestar de los broilers se evalúa según el estado sanitario de las patas de las aves en el momento del sacrificio. Otra alternativa es mediante la visualización humana, es decir, una persona que entra en las naves de pollos y observa como caminan y se mueven las aves y dan una puntuación según un baremo. Los dos sistemas tienen desventajas. El primer sistema tiene el inconveniente de que hay que esperar hasta sacrificar al ave para conocer su bienestar, lo que no es una situación ideal. La segunda alternativa es cara, ya que hay que contar con una persona que haga ese trabajo dentro de la explotación.
Por este motivo, un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford han desarrollado un dispositivo, basado en una cámara y un ordenador, dispuestos en una caja que se coloca en la pared de la nave de broilers. Mediante una técnica llamada flujo óptico, se controla como cambian los patrones de movimiento de las aves. Si hay muchos pollos con poco movimiento, cambia el patrón y entonces, el dispositivo lo detecta. El menor movimiento de los pollos puede deberse a enfermedad o cojera.
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