El insecto Rhynchophorus ferrugineus, más conocido por el común de los mortales como el picudo rojo, sigue extendiéndose sin descanso por la provincia y todo el arco Mediterráneo. Además, no se percibe ninguna reacción contundente capaz de solucionar el problema de forma definitiva o aminorar y frenar el nivel de afección. El Picudo Rojo devasta literalmente el territorio por el que pasa. ¿Qué se está haciendo desde que se declaró la plaga en 2003? ¿Por qué no se han puesto de acuerdo las administraciones competentes?
¿Las medidas que aplican nuestros políticos son suficientes para solucionar el problema? Sólo basta con añadir como respuesta que, tras largos años de intensos esfuerzos por parte de los viveristas y agricultores, el problema sigue latente, pese a que las llamas ya han acabado con la vida de miles y miles de ejemplares.
Me atrevería a decir incluso que en más de una ocasión ni siquiera se han preocupado por ‘salvar’ a las palmeras que estaban en la fase inicial de esta mortal infección o quizás la alarma les ha empujado a actuar de forma destructiva. Lo que sí es cierto es que son conscientes de que los expertos recomiendan amputar sólo la parte afectada si el insecto aún no ha entrado en la ‘yema principal’. Si así lo hicieran, se hubiesen salvado muchos ejemplares.
Hay otras medidas erróneas. Por ejemplo, han optado por repartir trampas en el alrededor del palmeral histórico de Elche. Ya les han alertado de que su decisión podría tener graves consecuencias. El insecto podría acercarse a los huertos tras sentirse ‘llamado’ por los atrayentes y dirigirse a una ‘apetecible palmera’ para infectarla. Sólo basta con que a uno de ‘estos bichos’ se le ocurra hacer algo parecido para que los ejemplares colindantes tengan los días contados.
Pero aún hay más. Están gastando una cantidad desmesurada de dinero en el traslado de las palmeras con picudo rojo a los vertederos donde las trituran y queman. Antes, les advirtieron de que la plaga podría extenderse durante el trayecto. Aún así no han hecho caso y ya han conseguido el anunciado efecto negativo. Las áreas próximas a los vertederos se han convertido en ‘focos nodrizos’ del insecto dada su elevada prevalencia. Urge que de manera inmediata opten por realizar la ‘quema’ en las parcelas donde se haya detectado el ejemplar infectado, tal y como Jóvenes Agricultores ASAJA-Alicante les ha aconsejado una y otra vez.
Los agricultores y profesionales del sector no han recibido ningún tipo de ayuda, ni siquiera les subvencionan los productos fitosanitarios que se emplean para proteger las palmeras. Todo lo contrario. Es evidente que erradicar una plaga es muy difícil, pero si quieren controlarla, necesitan inevitablemente aplicar medidas preventivas por todo el campo alicantino y contar con el asesoramiento de los palmereros, agricultores y viveristas. Que no se escondan en la demagogia y las palabras que enaltecen los palmerales y que cumplan con su trabajo. Las inversiones de las que disponen deben destinarlas a proteger las palmeras. Gastarlas en el traslado de los ejemplares demuestra una falta de eficiencia absoluta en sus responsabilidades. No hay derecho. Hay mucho en juego.
Ante todos estos hechos, concluyo que han dilatado el problema durante un tiempo excesivo al aplicar medidas muy costosas, infructuosas e, incluso, dañinas. Durante este periodo, hemos visto con indignación como el Gobierno de la Generalitat y los Ayuntamientos, principalmente si eran de bandos opuestos, no llegaban a ningún entendimiento. Ahora parece que han adoptado un acuerdo en la creación del perímetro de seguridad del palmeral de Elche. Espero que también se decidan a poner el dinero sobre la mesa y proteger el campo en su totalidad. Sólo así podrá erradicarse esta temible enfermedad o, al menos, impedir que se pierda una actividad económica que tiene mucha importancia en nuestro territorio y por ende, uno de los paisajes más hermosos y emblemáticos de nuestra provincia.
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