Pendiendo de un hilo. Así nos encontramos actualmente los agricultores. Y es que, muchas son las amenazas que nos tienen con la soga al cuello, aguantando como podemos, ahogándonos poco a poco. Por empezar a abrir boca, comenzaría a hablar de uno de los problemas más graves que sufrimos en estos momentos, y que es la acentuada caída de precios en origen, que está provocando un goteo constante de abandono de fincas que, de seguir así, se convertirá en un acto masivo por parte de muchos productores.
Tras años y años de pérdidas, la situación es ya inaguantable. Y es que, somos el trapo sucio que todos utilizan y que siempre sigue ahí. La industria y las grandes cadenas siguen haciendo rentable su negocio a costa de los productores, a costa de hundirnos, de arruinarnos. Día a día, vemos como las cosechas, después de tenerlas producidas, las tenemos que entregar a la distribución sin precio de salida, a lo que te quieran pagar. Por poner un ejemplo fácil que refleja esta triste realidad, vemos como la patata, cuyo precio de origen en campo es de 0,06 céntimos el kilo y se vende a 1 euro en los supermercados, supone la pérdida total del cultivo para nosotros. Y es que, desde el campo hasta las lejas del supermercado el producto ha incrementado su precio en un 700%. Se trata de una aberración, un hecho insolidario, inhumano e inadmisible que se produce no sólo en la patata, también la mayoría de cultivos hortícolas.
Los cítricos son otro ejemplo de nuestra ruina. La campaña 2008/2009 está resultando una de las más desastrosas en la historia del limón. Hay trecientas mil toneladas que se van a perder y que no tienen ningún precio en el mercado y lo que hemos vendido ha sido con un 40% menos de su coste.
Por su parte, el melón y la sandía no salen mejor parados, que se encuentran a 0,07 céntimos, hecho que ha provocado que agricultores murcianos hayan destruido el 30% de su producción, como consecuencia de los bajos precios que se están percibiendo.
Y por si esto fuera poco, los agricultores vemos también como la falta de agua vuelve a amenazar nuestros campos tras la decisión de la Confederación Hidrográfica del Júcar de completar el trasvase con agua desalada de la Planta de Mutxamel, lo que encarecerá el precio del agua aún más, llegando a incrementarse en un 85% más su coste. Otra vez el Gobierno nos da la espalda y se desmarca unilateralmente de los compromisos adquiridos, nos abandona a nuestra suerte, negándonos un agua de calidad, reduciendo caudales aprobados y queriendo suplementarlos con agua de desaladoras con el único fin de hacer desaparecer a los agricultores de la zona y a la prosperidad de nuestra provincia.
Nos vemos abocados al abandono total de las tierras y después del abandono, a dejar los mercados libres para otros sitios, a otras personas, ya que el comercio seguirá rentabilizando su negocio mientras pisotea al que se le ponga por delante.
¿Por qué esta voz que clama es en el desierto? ¿Por qué no somos objetivo de los políticos siendo uno de los pilares fundamentales de nuestra economía? ¿Por qué no entramos en los programas electorales como objetivo de supervivencia? ¿Por qué nos dejan morir? Muchas son las preguntas que asaltan a nuestro sector y, tristemente, pocas son las respuestas que obtenemos. Estamos desapareciendo, la agricultura se evapora, nos morimos. En la provincia, ya son miles de fincas las que han dejado de existir y, lo peor, es que en un corto espacio de tiempo, que puede que no supere los cinco años, caeremos todos. Pendemos de un hilo que cada día es más fino e inestable. Si no se toman medidas de base que se respeten, si no se traza un plan hidrológico claro y justo para todos, perderemos nuestra agricultura, nuestra histórica seña de identidad. Y una vez perdida, será imposible recuperarla.
Eladio Aniorte Aparicio
Presidente de Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante
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