Un artículo de The Washington Post ha puesto de manifiesto que según datos de 2006, el 70% de los más de 9.000 millones de broilers que se producen cada año en EEUU eran alimentados con roxarsona. Se trata de un aditivo que contiene arsénico y que tiene la capacidad de formar más vasos sanguíneos en la carne del pollo, por lo que ésta parece más sonrosada, saludable y apetecible.
Algunos estudios han comprobado que este aditivo tiene el mismo efecto en pollos que en humanos, en los que fomenta un proceso de crecimiento llamado angiogenesis, que es un primer paso para enfermedades como el cáncer. El 95% del aditivo se excreta en las deyecciones y también puede provocar problemas en los agricultores que manejan las mismas para aplicarlas como fertilizantes.
La roxarsona está aprobada en EEUU desde 1944, sin embargo en la UE se prohibió su utilización. Algunas empresas como Tyson Foods y Perdue Farms han optado por eliminar este aditivo de la alimentación de sus aves, si bien una gran mayoría de productores continúan usándolo
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