El cultivo de la cereza presenta en Extremadura tres zonas muy delimitadas (Hurdes, Villuercas y fundamentalmente el Valle del Jerte).
Concretamente en el Valle del Jerte se centra la mayor parte de la producción y en las que este cultivo presenta los rasgos de monocultivo.
Con una superficie aproximada de 12.500 hectáreas, es la zona de producción más importante de Europa, que además reúne por sus características especificidades difíciles de obtener en otros territorios.
La multitud de variedades, fruto de la orografía nos permite disfrutar de este producto desde los meses de abril hasta agosto, cuestión irrepetible en cualquier otra zona.
La topografía del terreno, con un carácter tortuoso y accidental, con pendientes superiores al 30%; las condiciones de cultivo desde los 350 metros hasta los cerca de 1800; los rasgos climáticos propios con precipitaciones en torno a los 1100 mm/año, gran parte de ellos en forma de nieve, nos llevan a una agricultura de montaña muy complicada en cuanto a su supervivencia.
El espacio agrario está limitado por la topografía. La mayor parte de las explotaciones están situadas en pequeños bancales, en laderas con fuertes pendientes y sostenidos por paredes de piedra.
Los marcos de plantación son de tal suerte que no se puede hablar de distancia entre calles ya que éstas no existen.
El 95 % de las parcelas solo tienen una línea de árboles, con un marco de 6 metros de distancia entre ellos.
Todo el sistema de poda, laboreo y recolección se tiene que realizar manualmente.
Pues bien, todo este paisaje se ha vuelto a convertir en un pequeño desastre.
Las lluvias que no han cesado durante el pasado fin de semana han supuesto la ruina para algunas zonas del valle.
Según estimaciones realizadas ayer por los técnicos de nuestra Organización, se han perdido las siguientes producciones:
-El 40% de la variedad Burlat, cereza temprana implantada fundamentalmente en el sur del valle. Está rajada como consecuencia de las fuertes lluvias.
-El 35% de las variedades Navalinda y California, por los mismos motivos.
-El 20% de la variedad Ambrunes, la conocida popularmente como “picota” en la zona baja.
Eso supone unas pérdidas a precio normal de mercado de 11 millones de euros para un total de 6 millones de kilogramos.
La desgracia de esta situación urge la adopción de medidas inmediatas por parte de nuestras autoridades.
ASAJA Extremadura solicita la adopción de las siguientes medidas:
-Exención del pago de IBI a todos los agricultores.
-Condonación de las cuotas de la Seguridad Social durante un año.
-Exención del pago del I.R.P.F a los agricultores afectados.
-Subvención a fondo perdido de 6000 euros por agricultor profesional.
A medio plazo:
-Creación de un programa medio-ambiental de la cereza, que garantice el mantenimiento del cultivo de un modo tradicional con ayudas para el mantenimiento de bancales, infraestructuras de riego, etc.
– Crear un seguro eficaz que garantice las rentas. Algo falla cuando solo el 16 % de casi 4.000 agricultores han contratado la póliza. El seguro actual es un atraco.
La Junta de Extremadura y su Presidente deben tener un gesto hacia las zonas afectadas y solicitar al Gobierno la declaración de medidas urgentes en beneficio de los agricultores de un modo inmediato.
Entendemos que estas medidas han de ser de aplicación a los agricultores tanto del Valle del Jerte como de la Vera, zona de Hurdes, así como de los Ibores que también han sido gravemente afectados
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