Una investigación llevada a cabo por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Utrecht (Holanda), en colaboración con el Instituto holandés de Ciencias para la Valoración de Riesgos (IRAS) y determinados grupos suecos ha puesto de manifiesto que la presencia de antibióticos en el estiércol puede distorsionar el ciclo del nitrógeno. Las cantidades de antibióticos que acaban en el suelo a partir del estiércol no son muy grandes. Los cálculos del IRAS señalan 0,1 mg. de tetraciclinas y entre 0,01 a 1 mg. de sulfonamidas por cada kg. de suelo.

Los efectos en el medioambiente son ponderables a partir de 1 mg./kg en suelo, pero estos datos corresponderían a una dispersión homogénea del estiércol en el terreno. No obstante, con los actuales métodos de abono, con inyecciones en una sección del terreno, es posible encontrar, en el lugar de la inyección, concentraciones de antibióticos muy superiores.

Según los investigadores, los antibióticos en el estiércol podrían acabar con la vida de una parte de las bacterias del suelo, lo que tiene consecuencias, por ejemplo, en su efectividad para mantener el ciclo del nitrógeno y para el catabolismo de la materia orgánica, lo que tendría consecuencias en el crecimiento de los cultivos. Un segundo efecto sería la aparición de resistencias en el suelo, frente a determinados antibióticos.

La investigación desarrollada en Utrecht fue presentada en la Sociedad Británica para Microbiología General. De momento se desconoce cuál es la influencia real de los antibióticos liberados en el medioambiente respecto a la resistencia a dichos antibióticos. No obstante, los investigadores consideran que para tener una visión más clara también deberían investigarse los restos de antibióticos en las aguas residuales de las plantas depuradoras, según publica el Boletín Exterior del MARM.