Bien es sabido que el estrés en las gallinas ponedoras no solo perjudica el bienestar de las aves sino que también reduce su producción de huevos y diezma las funciones de su sistema inmune. Hasta ahora, los métodos para determinar el estrés es mediante un análisis de sangre que permita determinar los niveles de ciertos indicadores del estrés, como el cortisol o la adrenalina. Sin embargo este método es invasivo y lleva tiempo para su realización.
Investigadores del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Connecticut (EEUU) han comprobado que escuchar los sonidos que producen las aves puede ser un buen indicador del estrés que sufren. Los investigadores han encontrado que los patrones de vocalización son diferentes según sea el tipo de estrés, es decir, según el estímulo que haya provocado el estrés. Han visto que la vocalización no es la misma si el estrés es por manejo o es por exceso de densidad ganadera.
Los científicos han grabado de manera digital a las gallinas ponedoras bajo diferentes tipos de condiciones de estrés. Ahora su misión es descubrir que es lo que las gallinas “están diciendo”. Tienen previsto desarrollar “una caja negra” que pueda colocarse en las granjas avícolas y que permita que los aviculotres puedan controlar de forma remota el nivel de estrés de las aves, así como identificar el origen del mismo.
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