Dos investigadores de la Universidad de Rhode Island han desarrollado un sistema que permite que el empaquetado de un producto cárnico alerte al consumidor sobre si se encuentra o no en buen estado. Se trata de un código de barras que incorpora una tinta que es prácticamente invisible cuando el producto está en perfecto estado de conservación pero que se vuelve roja cuando se produce contaminación en el producto cárnico. Además, en este caso, el código de barras no transmite información cuando es escaneado.
Los investigadores han desarrollado este sistema en colaboración con la empresa SIRA Technologies. Estiman que el coste de este código de barras será menos de 5 céntimos de euro por unidad.
Los investigadores de la Universidad de Rhode Island empezaron a trabajar en pigmentos termocrómicos, de forma que cambiaban de color a determinadas temperaturas. Desarrollaron un material sensible al calor que cambiaba de rojo a amarillo a los 65ºC (temperatura a la que una persona se quemaría). Luego volvía a rojo al enfriarse. Posteriormente, los investigadores transformaron este polímero reversible en un polímero irreversible (ya no volvía a su color original cuando se enfriaba).
SIRA desarrolló un código de barras que podía secuestrar los patógenos de la sangre animal y cuantificar las colonias de patógenos con perlitas orgánicas coloreadas, hasta que el color emergía para activar el código de barras e informar de la contaminación. Sin embargo, las mutaciones constantes de los patógenos hacían imposible mantenerlo actualizado a las necesidades del mercado. La compañía buscó una tinta termocrómica irreversible y así surgió el acuerdo entre esta empresa y la universidad de Rhode Island
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