Almería, 12 de febrero de 2009.- En días pasados hemos podido comprobar cómo los ladrones han agudizado el ingenio hasta conseguir robar presuntamente más de 17 toneladas de pepinos y venderlos en comercializadoras de la provincia con total tranquilidad, con la paradoja de que incluso algunos de los dueños de estas comercializadoras habían sido víctimas de estas mismas personas.
Desde la organización que represento no podemos admitir que a quien se dedica a robar se le pueda llamar agricultor, ése tiene otro nombre bien distinto, ladrón, ya que no siempre el fin justifica los medios “si cogió fincas a renta para justificar sus fechorías no es un agricultor, es un ladrón con premeditación”.
Por ello los agricultores, sobre todo los que ASAJA representa pedimos que no se identifique a las personas de forma errónea, “los ladrones son ladrones y los agricultores son agricultores”, personas honradas y trabajadoras que se disgustan cuando se trata por igual a quien se está apropiando de forma ilícita del resultado de mucho sudor y trabajo.
Sin duda, quien comete un delito debe tener otro lugar de residencia distinto al de un agricultor, y sobre ellos debe recaer todo el peso de la ley puesto que en un estado de derecho como es éste, se debe garantizar que aquellos que piensan en el trabajo fácil puedan reconducir su actitud para convivir en esta sociedad.
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