Los ganaderos de EEUU están muy preocupados ante la posibilidad de que su administración introduzca una tasa que grave los gases de efecto invernadero emitidos por los animales de producción. Todo se ha iniciado ante el anuncio de la Agencia de Protección del Medio ambiente de EEUU (EPA) de querer regular las emisiones de gases efecto invernadero producidos por los automóviles.
El problema surge porque dicha medida conllevaría a que inicialmente la EPA determinara qué gases de efecto invernadero ponen en peligro la salud pública y por tanto, tendrían que ser considerados como “contaminantes”. Una ley de EEUU (Clean Air Act) establece que cualquier actividad que emita más de 100 toneladas por año de contaminante regulado tiene que obtener un permiso para poder operar.
El Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) ha establecido que cualquier explotación con más de 25 vacas de leche, más de 50 cabezas de vacuno de carne o más de 200 cerdos emiten más de 100 tn de carbono y que deberían obtener permisos para operar en cuanto los gases de efecto invernadero fueran regulados. Según las estadísticas del USDA, esto afectaría al 99% de la producción láctea, más del 90% de la producción de vacuno de carne y más del 95% de la producción de porcino de EEUU. La tasa mínima que se establecería sería de 135 € por vaca lechera, 67 € por vacuno de carne y de 15 € por cerdo.
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